No puedo decir algo diferente, Lincoln

La primera vez que escuché su nombre fue en los medios de comunicación del régimen de La Habana, controlados por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). Lincoln fue muy odiado por Fidel Castro y sus acólitos

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Llegó el día de despedir, en misa, a Lincoln Díaz-Balart. En la Iglesia Católica Corpus Christi (3220 Northwest 7th Avenue, Miami) este sábado 8 de marzo a las 11 a. m. se celebró la ceremonia religiosa en memoria del veterano excongresista de Miami, quien el pasado lunes 3 de marzo muriera a los 70 años después de luchar durante un año contra un agresivo cáncer de páncreas. Durante ese último tiempo escribió un libro de memorias, que desde hace años quería hacer y que deberá publicarse póstumamente. 

A la misa, que duró unas dos horas y media, asistieron cientos de personas, desde políticos y exiliados de diversas nacionalidades hasta personalidades locales, admiradores, feligreses y vecinos del distrito 26 de Florida que su hermano, Mario Díaz-Balart, representa en el Congreso de los Estados Unidos. Los hermanos de Lincoln, su hijo Daniel, otros familiares, allegados colegas y amigos, hablaron largamente de la vida y el legado del fallecido político y abogado, miembro del Partido Republicano.

Aunque, como todo político, también tuvo adversarios y enemigos, es innegable que Lincoln era muy popular en su antiguo distrito congresional (entonces el 21), entre la comunidad cubana y los inmigrantes hispanos en Estados Unidos, a quienes defendió desde su legislatura. Aunque los demócratas tienden a tildar a todos los republicanos de antiinmigrantes, esta falacia nunca podría funcionar con Lincoln. Servir a los inmigrantes desde el Congreso fue una carta de triunfo a la que nunca dejó de apostar y una lección para sus sucesores. 

Lincoln tuvo una especial admiración por la cultura cubana, producto de las influencias de su padre y de su maestro, el escritor Gastón Baquero, exiliado en España tras el ascenso de la revolución castrista. "Fue uno de nuestros grandes poetas y le debo mucho de lo que sé de nuestra literatura. Es uno de los privilegios que me ha otorgado la vida", me dijo en su despacho en una de nuestras charlas sobre cultura, historia y política. 

Como abogado y legislador, la defensa de los derechos y la libertad individual fue el leitmotiv de su vida. No es de extrañar que el gobernador de la Florida, el republicano Ron DeSantis, le rindiera tributo: "Fue un líder de la comunidad cubanoamericana y un defensor contra el comunismo y el régimen de Castro. Durante su mandato en el servicio público, mostró un apoyo inquebrantable a la democracia en los Estados Unidos y en el extranjero. Para honrar la memoria de Lincoln Díaz-Balart y su compromiso con el servicio público, por la presente ordeno que las banderas de los Estados Unidos y del Estado de Florida ondeen a media asta en el Capitolio estatal en Tallahassee, Florida y en todos los edificios, instalaciones y terrenos locales y estatales en todo el condado de Miami-Dade desde el amanecer hasta el atardecer del viernes 7 de marzo de 2025", dictaminó en un memorándum

El congresista Mario Díaz-Balart, agradeciendo a DeSantis, escribió en X sobre su hermano: "La vida de Lincoln fue un testimonio de su inquebrantable dedicación a nuestra comunidad, nuestro país y los valores que apreciamos. Su legado vivirá a través de las innumerables vidas que tocó. Gracias a todos los que continúan recordando y celebrando su extraordinaria vida". 

IMG_7926Revolución cubana: nacer sin historia y vivir sin país

La carrera política de Lincoln fue muy exitosa. Comenzó como demócrata, pero rápidamente, como han hecho otros políticos de aquellos y de estos tiempos, optó por cambiarse al Partido Republicano, con el que se sentía más identificado. Sólo perdió una elección y al respecto me confesó en uno de nuestros almuerzos en el restaurante italiano Café Italia, uno de sus preferidos, muy cerca de su oficina en Coral Gables: "Lo más importante que aprendí con eso fue que de los errores se aprende y que hay que seguir adelante mirando críticamente lo hecho. Todos cometemos errores, pero si no aprendemos de ellos e insistimos en una fórmula que no conduce a nada bueno, entonces estamos condenados a perder una y otra vez". 

Lincoln Díaz-Balart fue elegido por primera vez para la Cámara de Representantes de Florida en 1986, luego sirvió en el Senado de Florida de 1989 a 1992. Finalmente se desempeñó en el Congreso de los Estados Unidos de 1993 a 2011 representando al Distrito 21 de Florida. Fue presidente del Instituto de Liderazgo Hispano del Congreso. Después de dedicarse a la política, se dedicó a ejercer el derecho en su propio bufete de abogados y en una firma de consultoría, ambos negocios con sede en la ciudad de Miami. 

Captura de pantalla 2025-03-03 a la(s) 4.44.49 p.m.La Codificación del Embargo Contra la Tiranía (In Memoriam. 1954-2025)

La primera vez que escuché su nombre fue en los medios de comunicación del régimen de La Habana, controlados por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). Lincoln fue muy odiado por Fidel Castro y sus acólitos. En los medios castristas se presentó siempre como un terrorista al servicio de la CIA y se le acusó de ser un "enemigo del pueblo cubano" por haber logrado codificar el embargo estadounidense en contra del régimen comunista de La Habana. Una gran jugada que no le perdonan sus enemigos. 

Más allá de la isla y la Florida, fue reconocido en todo el hemisferio occidental, sobre todo por los sectores de derecha, por sus posiciones y acciones en contra del comunismo, los movimientos guerrilleros de izquierda radical y los grupos narcoterroristas en la región, apoyados desde La Habana de los Castro. El expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, al enterarse de su fallecimiento, escribió en X: "Siento profundo dolor por el fallecimiento de Lincoln Díaz-Balart, figura ejemplar en la lucha por la libertad de Cuba. Apoyó con generosidad sin límites nuestra lucha por una Colombia segura, sin narcoterrorismo, transparente, austera y próspera en la economía y en el tejido social". 

En su amplio texto "La Codificación del Embargo Contra la Tiranía (In Memoriam. 1954-2025)", Lincoln relata: "Mis esfuerzos para codificar el embargo contra la dictadura recibieron un gran espaldarazo cuando, en noviembre de 1994, los Republicanos capturaron la mayoría en ambas Cámaras del Congreso por primera vez en 40 años. La nueva Mayoría Republicana hizo grandes cosas para Estados Unidos y la causa de la libertad en el mundo. Tal vez el éxito más dramático de esa Mayoría Republicana fue la Ley de Presupuesto Equilibrado de 1997 que puso fin a 30 años de déficits presupuestarios y logró superávits presupuestarios a partir de 1999. Esto se logró a pesar de la vehemente oposición del Presidente Clinton que incluyó múltiples vetos presidenciales en 1995 y 1996. Tan pronto como se volvió a reunir el Congreso después de las elecciones de 1994, presenté varios proyectos de ley para fortalecer las sanciones contra la dictadura cubana. El 29 de noviembre de 1994, presenté un proyecto de ley para prohibirle al Presidente toda contribución de Estados Unidos a las instituciones financieras internacionales que proporcionaban "cualquier tipo de asistencia a Iraq, Irán, Libia o Cuba" (HR 5295), otro proyecto de ley para prohibir la admisión de la dictadura cubana en todas las instituciones financieras internacionales "hasta que en Cuba se celebren elecciones libres supervisadas internacionalmente" (HR 5296), otro para negarles visas a toda persona que hubiese participado o se hubiese beneficiado de la confiscación o receptación de propiedad de ciudadanos de Estados Unidos (5297), y otro para prohibir la importación a Estados Unidos de azúcar de cualquier país que, a su vez, importara azúcar de Cuba hasta que se celebraran elecciones libres supervisadas internacionalmente en Cuba (HR 5298)".

No pocos pensaban que en una Cuba democrática, Lincoln podría aspirar a la presidencia. "Ha pasado mucho tiempo y eso le va a tocar a gente de tu generación y ojalá que no a la de tus hijas. Por muy difícil que sea y por muchas veces que la posibilidad concreta del cambio se diluya, lo que nunca se puede perder es la fe y hay que seguir luchando", me dijo. El escritor y periodista Carlos Alberto Montaner, quien murió hace un año en España producto de una eutanasia luego de padecer parkinson, otro de los idílicos canditados presidenciales del exilio e incluso de cubanos de dentro de la isla, me dijo algo parecido luego de presentar su libro de memorias “Sin ir más lejos” en el Interamerican Institute for Democracy. Ninguno de los dos llegó a ver una Cuba libre. Y como ellos, millones de cubanos. 

Varios miembros de la familia Díaz-Balart han estado muy involucrados en la política y la lucha anticomunista. Su padre, Rafael Díaz-Balart, fue un importante político en la Cuba republicana, opositor a Fidel Castro y su revolución comunista. En el mismo enero de 1959, pocos días después de la toma del poder por Castro y los guerrilleros revolucionarios, Rafael se exilió con su familia en Estados Unidos y el 28 de enero fundó en la ciudad de Nueva York la primera organización anticastrista, La Rosa Blanca, un partido político y un proyecto de reconstrucción social que, de llevarse a la práctica tal y como fue creado hace varias décadas atrás, a pesar de su defensa de la propiedad privada y de contener aspectos conservadores, posiblemente hoy unos lo ubicarían en el centro y otros incluso lo encontrarían cercano en cuestiones sociales a la socialdemocracia, que aún sigue siendo la raíz de la inmensa mayoría de los programas políticos de la región. 

A mediados de la década de 1990 hablamos brevemente, más bien nos saludamos, por teléfono. No sé si él estaba en Miami o en Washington DC. Yo estaba en La Habana, en casa del doctor Jorge Bacallao, presidente de la Corriente Agramontista de Abogados, en Santos Suárez, junto a mi amigo Juan José López Díaz, también abogado y vicepresidente de aquella organización opositora, con la cual yo colaboraba redactando denuncias y comunicados. De los tres, Juan José fue quien más habló con Lincoln. A pesar de mi desconfianza con los políticos de ambas orillas, me cayó bien en aquel momento, tuvo palabras alentadoras y humildes, sabiendo bien de qué lado estaba el riesgo y la parte más difícil de la lucha, pero fue en el exilio donde nos hicimos amigos. Fue también Juan José quien acá me llevó a su oficina al poco de tiempo de llegar, como un simple acompañante, no recuerdo si antes o después de la primera reunión del Instituto La Rosa Blanca. 

En 2011, al retirarse del Congreso, Lincoln fundó El Instituto La Rosa Blanca, para mantener vivo el ideario y el programa para una Cuba democrática de su padre. Varios intelectuales cubanos exiliados fuimos invitados a unirnos a su proyecto. Con gusto acepté. Siempre me pedía que publicara artículos en su blog. Creo que pude haber publicado mucho más. Él siempre se mostraba agradecido, lleno de elogios. Conmigo se portó como un caballero.  

Varias veces le entrevisté para diferentes medios escritos y televisivos y aquello no tenía para cuando parar. Saltábamos de un tema a otro y el tiempo no parecía pasar. Una vez lo llevé a Diario Las Américas y lo entrevistamos entre 4 periodistas: Iliana Lavastida (la actual directora), Osmín Martínez (entonces el director), Jesús Hernández (reportero retirado del Diario, pero aún activo) y yo. “Esto es una entrevista o una conferencia de prensa”, me dijo sonriente para romper el hielo. “Es que todo el mundo quiere participar y ya tú sabes, un político no puede ir en contra de su gente”, le dije yo para continuar divirtiéndonos. Un fragmento de la larga entrevista, publicada en la versión impresa del rotativo, fue leída por miles de personas. Sus declaraciones siempre tuvieron buena acogida. 

Le gustaba apoyar causas humanitarias, entre ellas la de Miami Power Team, que por 30 años se ha dedicado a ayudar a niños en condiciones terminales y con características especiales. Para esta fundación, a la que le regaló una bandera que había ondeado encima del Capitolio, Lincoln grabó varios videos y declaró: “Aquí se tocan vidas y se hacen milagros diariamente” y “todos debemos ayudar en lo que sea posible”. 

También apoyó no pocos proyectos intelectuales. En 2017 colaboró con las primeras ediciones del proyecto cultural y editorial Colección Fugas, que fundé para promover lo mejor de la cultura cubana en la diáspora. Fue muy feliz cuando visitó el stand de nuestra casa editora en la Feria Internacional del Libro de Miami. Junto a Montaner, está entre los consultores y fundadores de honor de Colección Fugas. 

Cuando en abril de 2020 escribí mi columna "Memoria de Cuomo, héroe de NY y Cuba", publicada en varios medios en español e inglés para denunciar la complicidad con los dictadores cubanos Fidel y Raúl Castro del entonces gobernador de New York, Andrew Cuomo, y antes de su padre, Mario Cuomo, también exgobernador de ese estado, Lincoln me llamó muy preocupado para advertirme que tuviera mucho cuidado con esa familia y sus gendarmes. Me dijo: "Sus brazos son como los de los Castro. Esa amistad no es casual". 

Cuando tuvo que hacerlo, defendió mi postura conservadora y republicana y mis trabajos periodísticos y documentales en Radio Televisión Martí, oponiéndose a la mediocridad y la envidia fomentadas por la burocracia. Me alertó de otras miserias humanas desatadas en esa institución cada vez más venida a menos. "Es una lástima que ese sueño del exilio se haya malogrado tanto", me dijo cuando volvimos a hablar del tema, poco después del levantamiento popular del 11 de julio de 2021, con el que se ilusionó. 

Después de leer y elogiar, muy amablemente como era su costumbre, mi ensayo "11-J, el anhelado y (por el momento) frustrado despertar de los cubanos", publicado originalmente en mi columna en La Gaceta de la Iberosfera y luego en el Anuario Histórico Cubanoamericano, Lincoln me comentó que necesitábamos estar "mejor preparados para otro 11 de julio porque sin dudas ese momento iba a llegar y no debíamos perder la próxima oportunidad", fueron sus esperanzadas palabras. "Llegará un día en que Cuba dejará de ser una finca familiar militar para convertirse en una nación de propietarios", decía. 

Screenshot 2023-07-15 at 9.49.18 PM11-J, el anhelado y (por el momento) frustrado despertar de los cubanos

La vida de Lincoln tuvo su más duro golpe cuando perdió a su primogénito, Lincoln Gabriel, quien se suicidó. Lincoln oyó el disparo, ese sonido terrible que ningún padre quisiera escuchar jamás, un dolor estoico que le acompañó como un fantasma que nadie podía ver y del que no se atrevía a hablar. Recientemente falleció en España su tío, el pintor conceptual Waldo Díaz-Balart, quien también fue un opositor al castrismo. A Lincoln le sobreviven su esposa por 48 años, Cristina, su hijo Daniel y su nuera Estefanía, sus dos nietos, Lincoln Daniel y Edwin Rafael, sus hermanos Rafael, Mario y José (presentador de noticias en MSNBC), y sus cuñadas, Elba, Brenda y Tía. Todos sienten por Lincoln una admiración incondicional. 

Durante sus 18 años en el Congreso de los Estados Unidos, Lincoln desarrolló una importante labor no sólo en favor de su distrito, sino también en contra de la dictadura cubana y otros regímenes comunistas. Además de codificar el embargo, fue el autor de la Ley de Ajuste Nicaragüense y Alivio Centroamericano. Su trabajo fue muy aplaudido entre los votantes hispanos, a quienes respetaba, más allá de su distrito y de sus votos, por su deseo de prosperar en los Estados Unidos y por su unidad en las creencias católicas. También ayudó a exiliados cubanos y de otras naciones azotadas por totalitarismos a reinsertarse en este país, no sólo con conexiones, consejos y asesoría, sino también con su dinero. Solía decir que había que ayudar a la gente con lo que más necesita para salir adelante. 

En los próximos días, desde El Nuevo Conservador y en colaboración con Iliana Lavastida y el Diario Las Américas, publicaremos un dossier en homenaje a Lincoln Díaz-Balart. “Honrar, honra”, decía el apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, quien también estuvo exiliado en Estados Unidos, como muchos y a quien nuestro fallecido amigo leía y citaba. Precisamente el nombre "La Rosa Blanca" lo tomó su padre, Rafael, de uno de los poemas más conocidos de Martí. Ojalá que el Instituto La Rosa Blanca que Lincoln fundó hace 14 años no deje de existir y alguien lo cuide, actualice y desarrolle aún más, con similar fervor. 

En uno de nuestros últimos diálogos, hablamos de mi ensayo “La Rosa Blanca: primera organización contra el castrismo”, publicado en 2021 en el Anuario Histórico Cubanoamericano de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, por el cual me dio las gracias otra vez (siempre fue así) y me contó que estaba muy agradecido de que la quimioterapia le había permitido vivir y terminar el libro de memorias donde describió lo más importante que logró hacer. Fue su último trabajo. “Mil gracias por tu generosa amistad”, fue su despedida. Y yo no puedo decir algo diferente. Descansa en paz, querido Lincoln.  

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