Elon Musk, Vivek Ramaswamy y el futuro del capitalismo estadounidense
El gobierno anterior de Trump, fue una fase agonal de la política, pero ahora, de sus colaboradores se espera que colaboren en una fase arquitectónica, la del legado
El gobierno anterior de Trump, fue una fase agonal de la política, pero ahora, de sus colaboradores se espera que colaboren en una fase arquitectónica, la del legado
El Partido Republicano no lo entiende o no se atreve a entenderlo. Y si pierden las próximas elecciones, en medio de una crisis general que en votos le beneficiaría, será por no acabar de asumir y resolver un problema básico. Suya sería la responsabilidad. La culpa no se la podrán echar a otro, ni siquiera a Trump, que sigue siendo la diana y el comodín bipartidista
Jorge Mañach cuando se refiere a la vida de Martí, dice que “lo más grande de José Martí es él mismo, su espíritu inabarcable e insondable, su ecumenismo sincero, su infinita capacidad de amar”
Y para colmo, en medio de un nada propicio escenario internacional, se le viene encima en unas semanas, la administración Trump, con el cubanoamericano Marco Rubio como secretario de Estado, que ha prometido arreciarar las sanciones.
Acá es válida una interrogante: ¿El indigenismo es, realmente, una manera de reivindicar a los pueblos originarios de Hispanoamérica?
Ha dicho que el legado que más le enorgullecerá dejar es ser “pacifista y unificador”. No hay razones para no creerle. En su primer periodo, entre 2016 y 2020, no inició guerra alguna, por lo que no hay antecedentes para suponer que miente ahora
Trump firmó el 28 de enero un decreto que pone fin a la financiación gubernamental para cirugías y tratamientos de transición de género a menores de 19 años en EEUU y desactivó el departamento creado por Biden para la llamada “diversidad de género e inclusión”