Fonsi Loaiza, comunista habitual, atormentado por mujer con bebé

Mi vecino Juan Manuel me confiesa que a cada rato, parafraseando al poeta peruano César Vallejo, le pide a España que, por favor, aparte de sí ese cáliz envenenado de progresismo con que los odiadores de la libertad y de Occidente tratan a toda costa de desarmar (deconstruir, ahora dicen) nuestra civilización. Pero qué va, siempre aparece alguien dispuesto a servir a las causas más insinceras, miserables e idiotas.

Hoy hemos vuelto a hablar de España y me he divertido mucho con las ocurrencias de Juanma, barcelonés de nacimiento y floridano por elección, talasofilia y romance. Resulta que en la Feria del Libro de Madrid, el periodista y escritor Fonsi Loaiza, abiertamente promotor de la ideología comunista en España y seudoteórico del blanqueamiento del terrorismo de Hamás, tuvo un encontronazo con una mujer que, mientras caminaba por la Feria con su bebé en un cochecito, se expresó contraria a las despreciables ideas socialistas radicales de Fonsi y sus amigos de Podemos y Sumar, amantes empedernidos del marxismo, que tantos crímenes tiene en su aval. Tampoco es que Fonsi sea un angelito. No hay que ser muy inteligente para entender que para la mayoría de los españoles informados, no confundidos, Fonsi es todo lo contrario.  

El de pronto sufrido autor, ante la letal amenaza de la mujer, se ha mostrado atormentado y desprotegido por la policía de Madrid (no olvidemos que en la capital española gobierna Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular, y que, por cierto, una interesante parte de sus votantes no entienden cómo ella sigue en lo que ha convertido ese partido). Esto ha publicado en X (antes Twitter) Fonsi: “Hoy he sufrido un ataque ultraderechista en la firma de mi libro en @FLMadrid al grito de "rojo de mierda, maricón". La policía no se los ha llevado detenidos y me ha recriminado a mí por llamarles nazis. Así campa a sus anchas el fascismo en España. ¡No pasarán!”. 

Si no conociera la raíz demagógica, woke y neocomunista de su ridícula denuncia, me apenaría la debilidad e impotencia que Fonsi Loaiza intenta aparentar, por lo que Yolanda Díaz ha corrido a auxiliarle. La culpa, de cualquier modo, posiblemente no sea sólo suya, sino del wokismo que ha deformado a su generación, fabricando neohombres de cristal, cuya estructura, por muy atlética que sea, puede quebrarse ante la voz firme y aguda de una mujer que grita cuatro verdades. La policía debería tenerlo en cuenta y para la próxima proteger con más cuidado al pobre Fonsi, para que sus oídos no tengan que escuchar en una feria pública el sentimiento de quien se le opone. 

Creo que mientras no le llega a Fonsi el apoyo para esto de los asesores castristas y chavistas, expertos en paliar situaciones similares, quizá le sea funcional firmar su libro no en la caseta, sino en una jaula decorada con banderas y símbolos de Hamás. Sería un espectáculo menos lastimero, más divertido y hasta de moda, aunque jamás (o hamás) dejaría de ser delirante, como lo es toda esa retardada propaganda que Fonsi y sus editoriales marxistas, Tigre de Paper y Bellaterra Edicions, promotoras de las mentes criminales del totalitarismo, han exhibido en la Feria, celebrando incluso el 175 aniversario del Manifiesto Comunista. Pareciera un meme, pero es en serio. 

Una parte de la escena de Fonsi con la mujer, sólo el momento en la que ella le responde, fue promovida por el periodista y por su defensora y colega en las ideas comunistas, Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta segunda del fallido Gobierno de España, quien escribió en X: “Intolerable insulto homófobo. Gritan “maricón” y se dirigen a Fonsi con violencia. Unos atacan y otros solo firman. No va de polarización. Cada vez son más comunes los ataques y siempre vienen del mismo lado. Hay que condenarlo con firmeza y de forma conjunta”, clama la dirigente comunista. 

El usuario de X @TopologicApple, conmovido por Fonsi y por Yolanda, respondió: “Una peligrosísima madre nazi con un bebe nazi, una de esas fachas que no abortan, ha insultado a un bondadoso luchador por la justicia social. Tened mucho cuidado con la ultra-mega-super-extrema-derecha, os quieren insultar y quitar derechos!”. 

Todo un show disparatado. Casualmente en El Economista (España) resalta hoy este titular “Yolanda Díaz financiaba el Máster de Begoña Gómez en la Universidad Complutense”. En el artículo se explican detalles de las irregularidades alrededor del regalito a Begoña, esposa de Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español y presidente del gobierno. Yolanda, tercera al mando, ha preferido defender a Fonsi del remate acústico de la madrileña que, coche con bebé en mano, le dijo las verdades frente al quiosco comunistoide donde el periodista firmó algunos ejemplares de su nuevo libro. Vale acotar que Yolanda, aunque habilidosa, anda de capa caída. 

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Hace unos días, luego de las elecciones del Parlamento Europeo donde se impuso la derecha, el diario El Español publicó una entrevista con Juan Carlos Monedero, donde el ideólogo comunista afirma que “Yolanda Díaz debería ir pensando que su tiempo político ha acabado”. Monedero está seguro de que Podemos, el partido de Pablo Iglesias que ayudó a posicionar junto con Íñigo Errejón, “tiene mimbres para intentar volver a ponerse en marcha (...). Ahora mismo no hay líder a la izquierda del PSOE. Si Yolanda Díaz se respeta, ella misma debería dejar la vicepresidencia”. Eso piensa de su gestión el Monedero comunista, al igual que otros de sus compañeros en la carroña zurda. Tampoco es que sea una sorpresa este ñángara proceder. 

Pero, como es habitual en los pasadizos de la izquierda, nada de lo verdaderamente importante importa. La corrupción es sólo la de sus contrarios, que no es que sean todos santos, pero de la corrupción y el desfalco que caracteriza a los socialistas, ni hablar, históricamente la han justificado como parte indisoluble de su “justicia social”. Vieja cantaleta que, por desgracia, le siguen aplaudiendo, aunque ahora menos. De ahí que en medio del escándalo de la mujer de Sánchez, bien que le ha venido a Yolanda la pataleta de Fonsi, que claro, parado encima de la superioridad moral socialista, sí puede gritarle nazis a sus antagonistas, pero si le llaman “maricón” eso un grave insulto. Sus seguidores, izquierdosos y seudointelectuales, corean que se trata de violencia homofóbica heteropatriarcal y otros psiquiátricos pretextos. 

Vale recordarle a Yolanda, Fonsi y compañía que “maricón” no solo se usa como sinónimo de homosexual, sino también de bromista, cachondo, incluso de persona mal intencionada, que es, imagino, en lo que pensó la mujer de la Feria. Su uso es antiguo y sus acepciones variadas. Desde el siglo XVI, antes de que el sevillano Mateo Alemán escribiera en 1599 Guzmán de Alfarache, ya se utilizaba el sustantivo/adjetivo "maricón" en la calle y las letras. Y no siempre peyorativamente, incluso entre los propios homosexuales, que con los siglos se han apropiado del término y lo utilizan, sin traumas ni victimismo, para catalogarse a sí mismos, "sin tanta mariconería", como también dicen en mi país, Cuba, reprimido por los maestros del comunismo puro y duro, venerados por Fonsi y Yolanda. 

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Viendo el otro lado del contexto, más allá del chanchullo de Fonsi, en buena medida llamar a una persona "nazi" tiene una connotación criminal, pues los nazis asesinaron a millones de seres humanos, por cierto, junto a sus pares ideológicos, los fascistas y los comunistas, éstos últimos con el récord de más de 100 millones de muertos, y entre ellos no pocos homosexuales, "maricas" o "maricones", como sin ningún problema se les llama en España y otros países hispanoamericanos. 

Ya no es secreto que en Cuba, cuya dictadura defienden (como lo indefendible) y blanquean sin pudor Yolanda y Fonsi, muchos homosexuales fueron reprimidos, castigados en los campos de concentración comunistas (UMAP) o fusilados. En 1980, cuando el éxodo masivo de El Mariel muchos de esos "pájaros" (como también se dice en Cuba, sin que tampoco sea peyorativo) anticomunistas, se refugiaron en Estados Unidos, en el "imperialismo", que a diferencia del socialismo real les abrió las puertas a la libertad que tanto ansiaban y desconocían. El libro Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas, es un testimonio imbatible de todo esto. Por cierto, Reinaldo también se llamaba "loca", sin ningún problema, al contrario, disfrutaba de ser extrovertidamente gay y antisocialista. Imagino que hoy estaría diciendo las mismas cosas que Juanma, admirador suyo. 

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En fin, todos sabemos que desde hace mucho tiempo "marica" o "maricón" son palabras de uso popular diverso, obviamente con los matices del contexto y la intención del hablante, empleadas sin complejos entre los propios homosexuales. Por lo que (a no ser cuando se trata, como en este caso, de intentar fabricar un show mediático y político alrededor del victimismo y de un libro marxista e insustancial) no es un insulto homófobo ni se acaba el mundo porque en una discusión una mujer te diga “maricón”, mucho menos si no eres homosexual. Esto no es más que un sainete para intentar distorsionar la realidad y desviar la atención del público de los verdaderos problemas de España y la corrupción de la izquierda. Al respecto, mi vecino Juanma, profesor, gay y anticomunista nato, ha dicho irónicamente: “mariconerías zurdas”. Con él, aún en los momentos más tristes, vas a terminar riendo. 

Termino con una reflexión, casi axiomática, de mi admirado Juanma: "A no ser que vivas en un estado islámico, hace tiempo que no es un problema ser maricón. El problema actual está en querer mariconizar la sociedad y en mariconizarte tanto que al final no puedas disfrutar de tu mariconería. Maricón, todo lo que quieras, pero comunista, eso sí es una terrible ofensa". Ojalá esta verdad rotunda le sirva a Fonsi, Yolanda y el resto de la comparsa, para que se relajen y desintoxiquen, al menos un poco, de tanta idiotez ideológica, ya que totalmente sabemos que es imposible. En fin, escenas del vodevil de la izquierdosidad española. 

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