
"Y aprendes el terror donde el vacío devora campanarios, ese lugar por donde escapas con astucia de mago, hasta que eres todas las palabras"
Con el tiempo descubrí que para desmontar los mitos y sofismas que Fidel Castro y sus panegiristas han montado sobre Cuba no hay nada mejor que leer a los propios amigotes y simpatizantes del tirano, por ejemplo a Manuel Vázquez Montalbán
Autores14/03/2024 HUGO BALDERRAMASe cumplen 20 años desde, hasta ahora, mi única visita a Cuba. Mi estadía, que se prolongó por algo más de cuatro meses, transcurrió entre hermosas caribeñas, bastante ron, preciosas playas y mucha miseria. Fue esto último que marcó mi interés por conocer las causas de la pobreza de los cubanos, pues en mi cabeza no entraba la propaganda oficial, esa que hace énfasis en el «bloqueo» y el «imperialismo».
Con el tiempo descubrí que para desmontar los mitos y sofismas que Fidel Castro y sus panegiristas han montado sobre Cuba no hay nada mejor que leer a los propios amigotes y simpatizantes del tirano, por ejemplo a Manuel Vázquez Montalbán.
En 1998, luego de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, Vázquez Montalbán publicó su libro: Y Dios entró en La Habana. En sus más de 700 páginas, el trabajo describe las paupérrimas condiciones de vida de los cubanos, los lujos de la nomenclatura castrista y, aunque lo hace sin querer, el talante autoritario y dictatorial de Fidel. Paradójicamente, el autor no usa ni una sola vez la palabra dictadura en todo el escrito, las razones quedaron para siempre en el interior de su conciencia.
En el primer capítulo, destinado a mostrar la belleza de La Habana, Vázquez Montalbán admite que las construcciones más hermosas y vanguardistas de la ciudad fueron realizadas en las épocas anteriores a la Revolución. Por ejemplo, en 1911, el ingeniero y urbanista Luis Morales y Pedroso proyectó la urbanización del reparto Miramar con algunos elementos similares a la ciudad de Nueva York, como las dimensiones de las manzanas que miden 100 x 200 metros y la Quinta Avenida, con igual nombre que la famosa avenida de la isla Manhattan.
En Miramar se construyeron numerosas playas artificiales, las llamadas Playas del Oeste de La Habana, que pertenecían a clubes privados. Uno de los primeros clubes sociales fundados en esta urbanización fue el Habana Yacht Club (HYC 1886).
Sin embargo, luego del triunfo de Fidel Castro, se aplicó el plan de «democratización» de las viviendas, básicamente, se dio el permiso de asaltar propiedades privadas, y las grandes construcciones pasaron a ser propiedad del «pueblo». Empero, luego de más de seis décadas de tiranía socialista, La Habana se cae a pedazos y con excepción de las casas habitadas por los altos miembros de la dictadura el resto de la ciudad está convertida en un basurero. En resumen, el comunismo destruyó lo que personas visionarias, entre ellas, Julio Lobo, El Rey del Azúcar, habían construido.
En los capítulos 2 y 3, el autor nos da un pantallazo de la realidad de la economía cubana luego de la desaparición de la URSS, eso que Castro bautizó como Periodo Especial. La elevada inflación, la carencia de productos básicos y la desnutrición crónica afectaban a gran parte de la población de la isla.
En tan dramático contexto, los economistas Rafael Hernández, Julio Carranza y Hugo Azcuy, quienes pertenecían a el Centro de Estudios Avanzados (CEA), presentaron un plan económico que proponía liberalizar sectores, entre ellos, la producción de alimentos, permitir la propiedad privada para la agricultura familiar y abrir el país a la Inversión Extranjera. Obviamente, tan atrevido proyecto puso intranquilo a los sectores más ortodoxos del castrismo, puesto que significaba admitir que la planificación central de la economía había fracasado, como tantas veces en la historia de la humanidad.
Pero la respuesta no fueron argumentos en contra, sino censura, porque se acusó al CEA de ser el promotor de ideas antirrevolucionarias, incluso, como el propio Vázquez Montalbán lo escribió en el libro, muchas de las investigaciones y tesis desarrolladas fueron destruidas por orden directa de Raúl Castro. Nada ni nadie podía oponerse al control total que Fidel y sus bandoleros ejercían sobre la isla.
Fue en esa época que el aparato marketinero dictatorial empezó a usar el eufemismo de «pobreza digna» como recurso para mitigar los ánimos y el hambre de los cubanos. Además, sin prensa independiente, ya que en Cuba no existe periodismo, sino publicidad del régimen, los hambrientos rehenes del castrismo no tuvieron otra que aceptar su miseria como una prueba más de su adhesión a la revolución que «tanto» les había dado, la situación se puede resumir en algo así: o te mueres de hambre como un auténtico revolucionario, o eres un maldito gusano proimperialista.
Pero, sin lugar a duda, la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II le brindó a Fidel Castro el mejor recurso publicitario para oxigenar, por lo menos a nivel de imagen, su decadente revolución, porque le permitió mostrar a las democracias occidentales unos supuestos cambios, que nunca llegaron, y apostar por contar con el apoyo del Vaticano, en especial de su estructura diplomática, para limpiar ante el mundo su imagen de dictador.
Si bien el plan fracasó con Juan Pablo II, fue con el actual Papa Francisco cuando el régimen castrista se salió con la suya, debido a que Francisco no apoyó, únicamente, a la tiranía cubana, sino a todas las dictaduras del Socialismo del Siglo XXI, no obstante, eso es motivo de otra columna.
En conclusión, La Habana dejó de ser una de las ciudades más desarrolladas de Hispanoamérica y la capital del azúcar para convertirse en el cuartel general del crimen transnacional y testigo silencioso de una tiranía.
Hugo Marcelo Balderrama es un columnista y docente boliviano que, desde Estados Unidos, colabora con medios internacionales como Panampost y La Iberia, y centros de pensamiento como el Instituto Interamericano por la Democracia. Tiene un doctorado en Economía y una maestría en Administración de Empresas. Es autor de los libros Viernes conservador (2020), Gestión de los patrimonios familiares (2019) y Fe en la libertad (2017).
"Y aprendes el terror donde el vacío devora campanarios, ese lugar por donde escapas con astucia de mago, hasta que eres todas las palabras"
Ambos atentados nos remiten inevitablemente al apuñalamiento que sufrió Jair Bolsonaro en 2018, o el disparo que rozó la oreja de Donald Trump el 2024
Lo que está pasando en Colombia no es un asunto local, incumbe a las Américas y al mundo libre
Si hay cese del fuego, su futuro va a estar marcado por la convocatoria a elecciones, y sería importante para él seguir en detalle lo que hoy está pasando en la política interna de EEUU
Este factor evalúa cuán eficaz es la justicia penal de un país, tomando en cuenta que se trata de un mecanismo para reparar agravios y entablar acciones legales contra las personas por delitos contra la sociedad
Los sucesos del 11J podríamos definirlos como auténticamente contrarrevolucionarios. Y los son porque escapan a esos obligatorios relatos genésicos que suponen la Revolución cubana, a estas alturas un doble espectral que se invoca como consigna
En enero de 2016, para el rodaje de un documental de History Channel, Ozzy Osbourne estuvo seis días en La Habana
Se habla mucho de luchar contra la discriminación; empero, se aplica la peor discriminación contra los niños por nacer, puesto que solamente continuarán en vida aquellos que fueron «deseados»
Es en la persona de Alexander Solzhenitsyn donde se concreta la imagen arquetípica del disidente contemporáneo, el hombre que da voz al horror silente, el hombre que articula el relato de los que yacen en fosas comunes
El mandato de silencio, justificado bajo la falacia de la intemporalidad política, ha inoculado la sospecha y la autocensura como prerrequisitos de supervivencia intelectual
Durante años, el General y el reguetón fueron la encarnación de la música que me resultaba insoportable. Pero eso fue hasta que llegó el llamado reparto
Si hay cese del fuego, su futuro va a estar marcado por la convocatoria a elecciones, y sería importante para él seguir en detalle lo que hoy está pasando en la política interna de EEUU
Cuando ya no hubo peligro de que tiraran botellas, macetas o ladrillos, porque hasta los balcones y las azoteas de media Centro Habana estaban tomados por los represores, el Comandante se paseó orondo por el Malecón, para que sus aduladores crearan otro de sus mitos
Ambos atentados nos remiten inevitablemente al apuñalamiento que sufrió Jair Bolsonaro en 2018, o el disparo que rozó la oreja de Donald Trump el 2024
A la entrada de aquellos recónditos campamentos, rodeados por alambradas de púas y vigilados por guardias con armas largas, letreros reminiscentes del que hubo en Aushwitz, proclamaban: “El trabajo os hará hombres”
Lo que está pasando en Colombia no es un asunto local, incumbe a las Américas y al mundo libre
"Y aprendes el terror donde el vacío devora campanarios, ese lugar por donde escapas con astucia de mago, hasta que eres todas las palabras"
En sus últimos años no le hacía mucho favor la imagen de un anciano testarudo y frágil que escribía confusos editoriales para CubaDebate y el periódico Granma que llamaba Reflexiones y firmaba como “Compañero Fidel”, en los que hacía predicciones apocalípticas y uso y abuso del corta y pega