¿Qué hay detrás del gran anuncio de DeSantis y la complicidad de Elon Musk?

Hay muchos que opinan que ambos candidatos han de unirse y vencer la avalancha antirepublicana y anticonservadora. ¿Será posible esta alianza estratégica?

Autores24 de mayo de 2023Luis Leonel LeonLuis Leonel Leon
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"¿Ron, Trump, Sleepy Joe or Elon?"2023, LLL

Todos o casi todos esperan que este miércoles el famoso multimillonario de origen sudafricano Elon Musk, dueño de Twitter y fundador de Tesla, converse en vivo con Ron DeSantis en Twitter. El plato fuerte de la charla, según parece y casi han anunciado o jugado a anunciar, es oficializar desde esa plataforma la candidatura del gobernador de Florida a la Casa Blanca. 

La información fue dada primeramente por la agencia de noticias AFP. Poco después Musk declaró al Wall Street Journal: "Voy a entrevistar a Ron DeSantis y tiene un gran anuncio que hacer". Esto ha sido citado innumerables veces. Y aunque aún se leen ciertas dudas en las redes sociales, lo cierto es que los medios no esperan otro anuncio. Y el gran público tampoco. En su nota AFP destacó que DeSantis "se perfila como el mayor rival de Donald Trump para la investidura republicana" y que "los dos hombres se conocen bien". Es un titular que puede vender billones de tickets para una pelea de boxeo a nivel global, más que nacional. Así va el mundo. Así va Estados Unidos. 

La carrera de DeSantis no ha dejado de ascender desde 2018. Entró en campaña ese año siendo realmente un congresista poco conocido. Desde 2015 respaldó las acciones de Trump en sus batallas contra las nefastas políticas del enemigo común, el Partido Demócrata, en manos de la izquierda radical. Y en 2018 Trump apoyó, con todo el peso de su exitoso mandato, la candidatura del joven veterano hacia la gobernación del estado sureño, donde obtuvo una victoria ajustada. 

Pero el elogiado trabajo de DeSantis en Tallahassee le permitió ir ampliando vertiginosamente su número de seguidores y en noviembre de 2022 fue reelegido con una "aplastante victoria", consiguiendo que en Florida se expresara la única "marea roja" (avalancha de votos a favor del Partido Republicano) que Trump había previsto en muchos otros estados y sólo fue un hecho aquí. En las últimas elecciones fue DeSantis el gran vencedor republicano.  

Los medios, de distintas tendencias, no han parado de lanzar leña al fuego. Trump ha contribuido a la hoguera mediática, tal como es su estilo y que él perfectamente conoce. DeSantis ha sido comedido, tal como es su estilo. Según AFP: "DeSantis se ha ido distanciando del multimillonario y ocupando su propio espacio en la derecha estadounidense, con políticas muy conservadoras en asuntos como la educación, el aborto o la inmigración. El revuelo causado por algunas de sus medidas le ha brindado una enorme atención mediática más allá de las fronteras de Florida, en el sureste del país. Pero la batalla por la investidura republicana revelará si su nuevo estatus en el partido es suficiente para imponerse a Trump". 

Estos "argumentos" de AFP son parte del discurso repetido, e incluso adulterado, de varios medios, que no describen exactamente la realidad. Las políticas de DeSantis no son "muy conservadoras" sino nuevas políticas conservadoras, él lo que defino como un nuevo conservador, que busca rescatar y defender las más valiosas conquistas de la civilización occidental ante la amenaza real de un globalismo que legisla para despersonalizar y deshumanizar a las nuevas generaciones, e incluso ante el peligro de la anarquía como reacción a la dislocada subversión de valores e instituciones pilares. En esta "batalla cultural", que entendió muy bien el gran presidente Ronald Reagan en la década de 1980, están alineados, con dos estilos diferentes, Trump y DeSantis. En estas defensas, vitales para ponerle fin al desenfreno de la izquierda, Trump y DeSantis son la muralla más robusta de los enemigos de la libertad. 

Trump que, sin duda alguna, impulsó y aglutinó en todo el país al movimiento MAGA (Make America Great Again-Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande) es hoy la figura más popular a nivel nacional de los republicanos. Le sigue DeSantis. La mayoría de las encuestas apuntan a que el magnate inmobiliario, de 76 años, derrotaría al gobernador de 44 años, "nacido en una familia de clase trabajadora, veterano de guerra y graduado de Harvard y Yale", respaldado por los millones que, más allá de los sondeos y predicciones, le han entregado su confianza en las elecciones de Florida. Hay muchos que opinan que ambos candidatos han de unirse y vencer la avalancha antirepublicana y anticonservadora. ¿Será posible esta alianza estratégica?

Mientras no pocos votantes jóvenes creen que la charla y el anuncio en Twitter es una interesante jugada de DeSantis, uno de los asesores de Trump, en una conversación con AFP, ha ironizado sobre la capacidad de diálogo y el carisma del gobernador, en un tono que recuerda el sarcasmo del expresidente 45: "Anunciar su candidatura en Twitter es perfecto para DeSantis. Así no tiene que interactuar con nadie". Aunque no al nivel multitudinario de Trump, DeSantis, sin anunciar su candidatura, ha estado viajando a otros estados, congregando a multitudes en sus mítines en los que no han faltado carteles apoyando su carrera hacia la Casa Blanca. Hace rato, a su manera, también ha echado leña al fuego. 

Por su parte AFP advierte el futuro inmediato que, hasta el momento, visualizan casi todos los medios y bandos: "Al gobernador de Florida le espera una lucha encarnizada contra el multimillonario neoyorquino, un hombre inmune a los escándalos, cuyos líos judiciales parecen movilizar aún más a sus numerosos seguidores". ¿Pero se mantendrá esta reacción con la entrada de DeSantis a la ecuación republicana? ¿Cuál será la respuesta de los independientes? ¿Tal vez en todo este show mediático y de variedades se está dejando a un lado el peso de los no afiliados a ninguno de los dos grandes partidos? No olvidemos que los independientes, y sobre todo los indecisos, son quienes, irónicamente, suelen decidir quién gana la presidencia, es decir, deciden el destino del país. ¿Qué piensa esa mayoría silenciosa e indecisa de los dos más fuertes candidatos republicanos? ¿A cuál desean darle su voto? 

Hay muchas incógnitas y variables encima y debajo de la mesa. ¿Terminará yendo otra vez al round final el viejo lobo Trump contra el casi senil Biden, que se niega a soltar las riendas del poder, muy a pesar de sus repetidos y vergonzosos fracasos? ¿O se le abrirán las puertas al joven DeSantis, que ha ido creciendo poco a poco? ¿Perderá ante Trump? ¿O será DeSantis el republicano que, al estilo Reagan, en medio de otra crisis y otra fría guerra de la izquierda radical, consiga hacer realidad la ola roja a nivel nacional, balancear los poderes y unir a la desunida Unión Americana en un mismo propósito, a pesar de las naturales diferencias de pensamiento, a pesar del daño sostenido del populismo, la demagogia, el caudillismo, el resentimiento, la manipulación de los emigrantes, el engaño de la Teoría Crítica de la Raza que busca incentivar el racismo por todas las vías, la imposición anticientífica de la ideología de género, la guerra contra la fe, la familia y los más sanos valores fundacionales? 

Pasándole por encima al mayor problema de los estadounidenses, que no es otro que la terrible gestión de la administración demócrata de Biden-Harris, los medios sacan partido del posible torneo electoral entre los dos republicanos con mayor intención de voto y los que podrían reubicar, al menos por 4 años, a ese partido en la oficina oval. ¿Acaso podrían dar una vuelta de tuerca y unirse en un sorprendente binomio Trump presidente y DeSantis vicepresidente como muchos desean? ¿Qué hay detrás del gran anuncio de DeSantis y la complicidad de Elon Musk? ¿En qué parará todo esto?, no pocos se preguntan. 

AFP ha dicho que Trump, quien hiciera pública su nueva candidatura en noviembre pasado, "se jacta de haber conseguido millones de dólares en donaciones desde que un tribunal de Nueva York lo imputó en abril por un caso de falsificación contable. Por su parte, DeSantis también podrá contar con donaciones generosas -110 millones de dólares hasta la fecha- con las que espera acortar la distancia e inundar el país con anuncios de campaña". 

La agencia de noticias ha resaltado que "en un video reciente del comité de acción política del gobernador, un hombre pone una pegatina "DeSantis presidente" en la carrocería de un auto, por encima de una con el lema "Trump 2016". El anuncio resume el mensaje que el gobernador quiere transmitir a los electores: frente al magnate de 76 años, DeSantis quiere encarnar a la nueva guardia del Partido Republicano". Sin dudas lo es. Es un hecho. ¿Pero qué dirán los electores, los republicanos clásicos, los del movimiento MAGA, los independientes y los indecisos, incluso los demócratas descontentos o decepcionados con Biden y otros que entierran cada vez más su partido? 

Los otros "candidatos declarados en la carrera republicana -Nikki Haley, Tim Scott, Asa Hutchinson- superan rara vez el 5% de las intenciones de voto en las encuestas", según AFP, "por lo que todo apunta a una batalla entre el gobernador de Florida y el hombre que lo impulsó". La agencia de noticias insiste en que "las hostilidades entre ellos empezaron antes de la entrada de DeSantis al ruedo. Trump lleva semanas multiplicando las críticas y burlas a su rival en sus redes sociales y en sus mítines, mientras que DeSantis ha contraatacado a su manera, más sutil, recordando lo que más le duele al expresidente: su derrota en las últimas presidenciales contra el demócrata Joe Biden".

De cualquiera manera, uno de los dos candidatos, el que al final sea elegido por los republicanos, se enfrentará dentro de un año y medio, en noviembre de 2024, al candidato que elijan los demócratas. "La escritora de éxito Marianne Williamson y un sobrino de John Fitzgerald Kennedy, Robert Kennedy Junior, son de momento los únicos candidatos del partido frente a Biden. Sus posibilidades de lograr la investidura son escasas", ha divulgado AFP.

En las calles los comentarios, no sólo de los votantes y simpatizantes del Partido Republicano, no se han hecho esperar. No pocos ratifican sus pensamientos. Vicente, un veterano de la Brigada 2506, me dice: "Esto es un error. Los felices son lo demócratas. Es muy bueno tener a DeSantis en la Florida. Debería servir como vicepresidente y y esperar los 4 de Trump para escalar a la presidencia. Trump es Trump". Yotsan, un agente de bienes raíces de Florida, me comenta: "Cualquiera de los republicanos sería mejor que los radicales del Partido Demócrata. Pero a Trump le van a volver a robar las elecciones. Toda la inteligencia, DOJ, Fiscal General, MSM y las agencias en su contra. Si se la robaron cuando era presidente y tenía muchas de estas agencia bajo su mando. Imagínate ahora. A DeSantis no se la van a robar tan descaradamente, me parece. ¿Qué tú crees?". 

Mientras Víctor, quien hace 7 años llegó de Colombia y trabaja como camionero, me dice: "Trump debería apoyar a DeSantis, con casi 80 años, luego de haber batallado tan duro en su mandato y estar 4 años fuera del poder, lo más inteligente para el país que pudiera hacer es apoyar y asesorar a DeSantis, que es quien mejor podrá mantener su legado. Pero a lo mejor no eso lo que quiere Trump". Y por su parte Elsa, una ingeniera civil se pregunta: "¿Por qué no se han puesto de acuerdo Trump y DeSantis? ¿En qué difieren sus análisis del contexto actual de los votantes en el país? ¿Cuáles serán la razones principales por las que no se ponen de acuerdo?". Lo innegable es que hay más preguntas que respuestas. 

¿Qué resultará mañana de la conversación en vivo en Twitter entre Musk y DeSantis? Hay tantas preguntas. Tantas preocupaciones. Tanto en juego. Tanto en serio. ¿Cuáles serán las cartas que juegue el Partido Demócrata? ¿Qué ocurrirá, a partir de este miércoles, dentro de las filas del Partido Republicano? ¿Este "enfrentamiento" interno les ayudará a recuperar la Casa Blanca? ¿O es un error que conviene, sobre todo, al Partido Demócrata, que cada vez más necesita mantener a los estadounidenses distraídos con todo tipo de escándalos, falacias y cortinas de humo para paliar la magnitud del desastre socioeconómico y político que desde el 2020 han agudizado? ¿O será, inesperadamente, todo lo contrario? 

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