Regla Socarrás: ilustre patriota pinareña

Como parte del Bojeo de Cuba (1) ordenado por la Corona Española, en 1519 los conquistadores bordearon las costas de los hermosos parajes de Bahía Honda en Pinar del Río, bautizando el territorio con este nombre por la profundidad de sus aguas. Es Bahía Honda una de las regiones de Cuba en la que se ha investigado más el tema de nuestros aborígenes y donde hay un total de 331 sitios en los que aparecen evidencias materiales de vida indígena, así como importantes restos arqueológicos de ingenios azucareros de siglos pasados. De esta tierra de hermosos parajes es la familia Socarrás.

Según algunos investigadores, esta familia llevaba más de doce generaciones afincada en Cuba, dedicados al cultivo del azúcar. La familia la fundó el catalán Gabriel Socarrats de Cervelló hacia 1540 o 1550, y permanecieron establecidos en el mismo ingenio azucarero desde los inicios.

Pero no vamos a ahondar ahora en los comienzos de esta familia en tierras cubanas, sino que nos vamos a ir a mediados y finales del siglo XIX cuando Carlos Socarrás Acosta y su familia fueron de los pocos que secundaron en 1851 a Narciso López (2) cuando este desembarcó en Playitas en el vapor El Pampero, en un intento por liberar a Cuba de España. Carlos Socarrás Acosta estaba casado con Antonia Socarrás Barrios, y el matrimonio había tenido cuatro hijos que serían todos revolucionarios: Miguel, Antonio, Regla y Olalla. Hoy los honraremos a todos, pero especialmente a Regla.

El Presidente de la República, el Sr. Carlos Prío Socarrás, su esposa, la Sra. Mary Tarrero Serrano, y sus hijas Marián y María Elena c. 1950. Foto de Internet.

Regla Socarrás Socarrás (3), o Reglita, como cariñosamente la llamaban, había nacido en 1880 muy cerca del poblado de San Diego de Núñez en la provincia de Pinar del Río. Allí pasa su niñez, y cuando tiene 15 años y va a comenzar la guerra, Reglita decide unirse a su familia y marcha a la manigua donde cura enfermos y heridos en los hospitales de sangre junto a su hermana Olalla. Los hospitales de sangre eran los lugares donde se curaba o se atendía a los enfermos y a soldados heridos de la contienda. Muchas mambisas realizaron este trabajo siempre difícil pero muy necesario. Siendo un ejército muy pobre, algunos botiquines de enfermería de estos hospitales solo contaban con algún trapo viejo, un cuchillo, una aguja de coser, aguardiente y tal vez, cuando se conseguía, un poco de quinina para poder sobrellevar el dolor. El soldado mambí Federico Alomá, relata en sus memorias:

«¡Que ejemplo más sublime de nuestras mujeres mambisas que vistiendo la hoja de parra, lavaban y zurcían los harapos en las prefecturas a los enfermos y heridos; curaban con generosa delicadeza con sus manos de ángel y corazón de virgen a los heridos y enfermos hospitalizados! Les suministraban toda clase de cocimientos de la botánica cubana, velaban a nuestros muertos por heridas o enfermedad a la luz de las velas de sebo y cera, y así entregaban su alma al Dios de la Libertad Cubana» (4).

El retrato como reflejo e identidad: sobre el libro "La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX"

Pero Regla, además de enfermera, era sobre todo una valiente mambisa que manejaba muy bien las armas. Una vez en una emboscada es herida en una pierna, aunque no de gravedad. El periódico St. Louis Dispatch (5) narra las hazañas de esta intrépida mujer: «Una de estas ‘amazonas’ que recientemente mantuvo a las tropas españolas a raya, fue la hija de un líder de la insurrección: [Carlos] Socarrás. Peleó hasta el final como cualquier hombre, y cuando disparó su último cartucho, con aplomo y valentía entregó el revólver a los españoles que la tenían cercada, declarando mientras señalaba hacia los soldados que había matado: ‘¡espero que ustedes puedan hacer buen uso del revólver como yo lo he hecho!’».

La patriota Regla Socarrás y Socarás en sus añosde juventud. Foto cortesía Marián Prío Tarrero. Prohibida la reproducción. Todos los derechos reservados.

El 30 de abril de 1896 el padre de Regla, el coronel Carlos Socarrás, se encontraba en el combate de Cacarajícara cuando lo tirotea una columna española muriendo a los pocos días. Este hecho no sería la única desgracia que sufriría esta heroica familia. Otro día, en presencia de Regla, de su madre y de su hermana, los españoles asesinan a sus hermanos. Antonio de 18 años, y Miguel de 16. Luego el tío cae gravemente herido a los pies de Regla y después fallece. Ya eran cuatro los valientes muertos de esta familia. Sin embargo, Regla no se amilana y decidida toma el rifle del tío y disparando, en desenfrenada carrera, se interna en los montes. Luego de vagar un tiempo por la manigua es sorprendida y hecha prisionera en San Diego de los Baños. A pesar de todo lo sufrido y después de cumplir cárcel, regresa a Bahía Honda para seguir combatiendo. Por su gran labor y valentía, el General Antonio Maceo le confirió el grado de capitana. Una de sus nietas, la Sra. María Elena Prío Tarrero, me mostró un valioso documento que conserva y que certifica:

«La señora Regla Socarrás y Socarrás sirvió en el Cuerpo de mi mando, con el grado de Capitana Jefa de Sangre desde Cacarajícara hasta Río Blanco, desde el cinco de mayo de mil ochocientos noventa y seis, en que se le confirió dicho grado el Mayor General Antonio Maceo en su Campamento «La Madama», hasta que
terminó la guerra de Independencia en mil ochocientos noventa y ocho». […]. Firma el Mayor General Pedro Díaz Molina. Al terminar la guerra, Regla contrajo matrimonio con Francisco Prío Rivas quien había permanecido exiliado durante la guerra. Regla y Francisco tuvieron cuatro hijos: Francisco, Carlos, Antonio y María Regla. El segundo, Carlos Prío Socarrás, llegaría a ocupar la presidencia de la nación desde 1948 hasta el golpe de estado de 1952. ¡Qué alegría para Regla ver que al igual que ella, uno de sus hijos servía también a la nación, y nada menos que ¡en el cargo más alto! Regla Socarrás estaría siempre rodeada de militancia política ya que sus otros hijos también laborarían por Cuba: María Regla como miembro de la Cámara de Representantes (1948–1952); Francisco llegaría a Senador, y Antonio, a Ministro de Vivienda. 

Revolución cubana: nacer sin historia y vivir sin país

El presidente Carlos Prío Socarrás y su madre, la patriota Regla Socarrás de Prío. Foto publicada en la revista Bohemia, el 28 febrero de 1960. Todos los derechos reservados.

María Elena Prío afirma que la vida de su abuela no fue fácil, y me comenta: «Pues mira, su hermana Olalla quedó traumatizada, casi sorda y bastante inútil después de la guerra, por lo que Regla tuvo que hacerse cargo de ella. Y también se tiene que ocupar de Francisco, su esposo, quien por varios años permaneció enfermo», termina diciéndome María Elena. Luego, su otra nieta Marián Prío vda. de Odio, añade: «Regla siempre andaba
recogiendo gente y haciendo obras de caridad. Cuando mi papá era presidente se llevó a mi abuela a vivir al Palacio Presidencial. Varias ventanas de Palacio daban a la iglesia del Ángel, y si mi abuela veía a algún desamparado por allí, enviaba enseguida a alguien para que lo socorriera con comida, ropa, dinero, o lo que fuera». 

Regla Socarrás en Cuba, en los últimos años de su vida. Foto cortesía de María Elena Prío Tarrero. © Todos los
derechos reservados. Prohibida la reproducción.

Un periodista de la revista Bohemia (6) en 1960 escribía: «Reglita siempre tuvo los gestos de la manigua redentora; peleó en la guerra de Independencia, […] en más de una ocasión peleó al lado del Generalísimo». Y no solo participó en la guerra. Después en la República, conspiró contra Machado, fue al exilio, regresó a Cuba y luego de una larga vida, falleció en La Habana el 3 de marzo de 1960. «El día que murió, señala María Elena Prío, se convirtió desde entonces en día de luto en mi casa, y aunque ese era el día de mi cumpleaños, como la venerábamos tanto, nunca más me celebraron el cumpleaños hasta que cumplí los 15, y para eso solo me compraron una torta».

Los Carbonell, cubanos edificadores de la patria

Los periódicos de la época reportaron que en La Habana el día del entierro fue sorprendente por la cantidad de personas que acudieron al Cementerio de Colón a darle a Reglita su último adiós. «Fue una abuela especial. Mi familia y yo nos sentimos orgullosos de haberla tenido entre nosotros», termina diciendo su nieta Marián. Conociendo su trayectoria patriótica, sus sacrificios por Cuba, y sus desvelos por su ilustre familia, los cubanos debemos honrarla siempre pues Regla Socarrás no fue solamente la madre de un presidente de la República, o una hija querida de Pinar del Río y la respetada mambisa, sino que fue y siempre será ejemplo de cubanía, porque ella fue Patria, Bandera, Soberanía y Libertad.

Marián Prío, Teresa Fernández Soneira (centro) y María Elena Prío en la presentación de la obra Mujeres de la Patria, diciembre 2018, Ermita de la Caridad, Miami.

Ignoradas, olvidadas, desconocidas por mucho tiempo, debemos honrar a nuestras mujeres cubanas, a Reglita y a todas las mambisas que dieron su vida por Cuba. Si no las honramos nosotros, ¿quién entonces lo va a hacer? Y vuelvo a los apuntes del mambí Federico Alomá cuando en 1948 escribió: “Estas notas en las que recuerdo las peripecias de la campaña del 95 son pálidas comparadas con las marchas de día y noche sin evadir combates, bajo torrenciales aguaceros y la oscuridad de la noche. Toda esta sublime abnegación fue la prueba de nuestro patriotismo. Los titánicos esfuerzos de los hombres de hierro de la edad heroica de nuestra historia no han sido premiados con el laurel de la victoria”.

Por eso nos toca a nosotros hacerlo hoy.

LOS OJOS NOBLES DE JOSÉ MARTÍ

NOTAS:

(1) Bojeo es la circunnavegación de la Isla de Cuba llevada a cabo por Sebastián de Ocampo en
cumplimiento de órdenes de Nicolás Ovando y por deseo del rey Fernando de España en 1509, para
determinar si esta tierra era efectivamente isla o parte de tierra firme, y para conocer si en este
territorio habría «especiería, oro y otras cosas de provecho».

(2) Narciso López de Urriola (Caracas, 1796 – La Habana, 1851), militar y político venezolano
creador de la bandera y el escudo de Cuba junto a exiliados cubanos que residían en Nueva York,
en 1849. El 11 de agosto de 1851 el barco El Pampero, con alrededor de 600 hombres, arribó a la
playa El Morrillo, en Bahía Honda. Allí los expedicionarios contaron con el apoyo de algunos
campesinos de la zona, destacándose de entre ellos los miembros de la familia Socarrás. López fue
líder de cinco intentos para liberar a Cuba hasta que fuera ejecutado por las autoridades españolas
en La Habana por alta traición, en septiembre de 1851.

(3) Para ampliar la información, consulte Teresa Fernández Soneira: Mujeres de la Patria,
contribución de la mujer a la independencia de Cuba, vol. 1, Ediciones Universal, Miami, 2014,
pp. 170, 201-205 y 367.

(4) Federico Alomá, “«La vida en la manigua de los mambises», Monografía, Oficina del Historiador
de La Habana, 1948.

(5) Reportó el St. Louis Post-Dispatch para The Miami Metropolis, Vol. l núm. 14, Miami, Florida,
14 de Agosto, 1896, p. 8.

(6) «Doña Regla Socarrás», Actualidad, revista Bohemia, 28 de febrero de 1960.

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