La ideología marxista, que arraigó en nuestra isla, es particularmente excluyente. “Las calles son de los revolucionarios”, “la universidad es para los revolucionarios”, “socialismo o muerte”, “al que no le guste esto que se vaya”…, los que piensan diferente son “gusanos”, son “escoria”
Miami bautiza una calle en honor a Sor Hilda Alonso
Desde El Nuevo Conservador celebramos el nombramiento de esta calle en Miami, histórica capital del exilio cubano, en honor a una de sus más queridas personalidades religiosas
Religión21 de septiembre de 2024 ENC - Arquidiócesis de MiamiUna calle de Miami fue bautizada en honor a la monja y educadora cubana Sor Hilda Alonso, quien dedicó más de tres cuartos siglo a la vida religiosa y falleciera a los 101 años el 5 de agosto de 2022, según informó la Arquidiócesis de Miami.
Sor Hilda Alonso fundó en Miami la comunidad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, dedicada a ayudar a los más necesitados. Se refugió en esta ciudad luego de que en su país se impusiera una dictadura comunista, dirigió el colegio de la Inmaculada y fue una figura muy querida por la comunidad católica del exilio cubano.
Reconociendo su legado, desde el 9 de septiembre, dos letreros con el nombre de Sor Hilda Alonso (escritos en español) fueron colocados por la ciudad en la intersección de Tamiami Canal Road con la 63 Avenida del Noroeste, cerca del convento de la orden, la Casa San Vicente de Paúl y la Casa María del Caminante, según un reporte de la periodista Cristina Cabrera Jarro, que compartimos en El Nuevo Conservador:
(c) Cristina Cabrera Jarro.
Las Hijas de la Caridad y amigos de la comunidad religiosa se reunieron en ese mismo lugar para una ceremonia de develación. Estuvieron acompañados por funcionarios del condado de Miami-Dade y de la ciudad de Miami, incluidos los comisionados Miguel Gabela, Kevin Marino Cabrera y Manolo Reyes, así como el alcalde de Miami, Francis Suárez, quienes colaboraron en la señalización de la calle. La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, y la Junta de Comisionados del Condado, también proclamaron el 9 de septiembre de 2024 como el Día de Sor Hilda Alonso.
El comisionado Cabrera reconoció que la ciudad debe “hacer más eventos de este tipo para celebrar a personas como Sor Hilda Alonso, que de verdad eran visionarias y dedicaron sus vidas a nuestra comunidad y el mejoramiento de nuestro pueblo. Sé que no era muy alta [en estatura], pero era una gigante en la labor que hacía”.
El alcalde Suárez se mostró de acuerdo y añadió que “es simplemente una hermosa oportunidad para reconocer a una heroína local y conmemorarla para siempre, para que cuando yo venga aquí con mis hijos, pueda explicarles el legado de servicio y de entrega que ella encarnó”.
En sus primeros años de vida en Cuba, la Hna. Alonso dirigió dos escuelas, y educó a cientos de estudiantes a lo largo de los años. Dos de sus antiguas alumnas, Josefina y Teresita Vega, tenían cuatro y cinco años de edad, respectivamente, cuando conocieron a la religiosa. Las hermanas, que ahora tienen 81 y 82 años, se alegraron de que se reconociera a su maestra y amiga de toda la vida.
“Siempre fue un ángel muy cariñoso”, comentó Teresita Vega, quien recuerda cuando escuchaba a la Hna. Alonso enseñar música en el Colegio de La Inmaculada, en La Habana.
“A mí me encantaba la música; yo siempre estaba en el conservatorio”, añadió.
Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Miami sostienen el letrero de Sor Hilda Alonso en el acto de homenaje a la madre fundadora de la orden. Desde la izquierda, abajo, Sor Clemencia Fernández, Sor Rafaela González, Sor Olga Gómez, y Sor Reynalda Ramírez. De pie, Sor Milagros Olivencia, Sor Juanita Flores, el Comisionado Miguel Angel Gabela, el Miembro de la Junta del Consejo Comunitario del Condado de Miami-Dade, Dariel Fernandez, y Sor Eva Perez-Puelles. (c) Cristina Cabrera Jarro.
Describió a la Hna. Alonso como una mujer de pocas palabras, pero capaz de hablar con facilidad e influencia cuando era necesario.
Según Josefina Vega, algunos de los rasgos más memorables de la Hna. Alonso eran su mirada y su presencia, que a menudo calmaba un pasillo escolar alborotado.
“Tenía una mirada muy cortante. No tenía que hablar. La mirada lo decía todo”, recordó Josefina.
Sin embargo, la religiosa nunca gritó ni se mostró de mal humor.
Después de que las hermanas Vega emigraran a Nueva York, la religiosa se mantuvo en contacto con ellas, preguntándoles a menudo cómo estaban, para desearles un feliz cumpleaños, y para ver cómo se encontraban después de las fuertes tormentas. Cuando ellas visitaban Miami, acostumbraban visitar a la Hna. Alonso y a las Hijas de la Caridad.
“Ella era como parte de la familia”, dijo Josefina.
Sor Eva Pérez-Puelles, quien dirige a las Hijas de la Caridad en Miami, comentó que la Hna. Alonso tenía un don extraordinario para recordar a todas sus alumnas y mantener esos contactos.
“No terminó cuando se graduaron; al contrario, siguió después, hasta en el exilio”, afirmó la Hna. Pérez-Puelles.
Dijo que la religiosa tenía facilidad para establecer relaciones, mostrando a la gente cómo cuidar de los pobres y los necesitados. El hecho de que una calle lleve el nombre de la Hna. Alonso servirá como recordatorio para continuar esa misión.
“Es un orgullo sano que una de nuestras hermanas sea reconocida por lo que ha hecho por los demás, aunque sé que siempre fue humilde y sencilla. Pero este es un reconocimiento por algo que hizo por Cristo y por Dios, y por sus hermanas y hermanos necesitados, en cada persona que acudió a ella, y por tantas personas cuyas vidas ella tocó”, dijo la Hna. Pérez-Puelles.
Una pancarta con la imagen de la Hna. Alonso acompaña al letrero de una de las calles de Miami que lleva su nombre. Fue regalada a las Hijas de la Caridad por Omar Escobar, un amigo de la comunidad, y sirve de recuerdo a quienes la conocieron. Quienes no la conocieron y pasan por la calle, se preguntarán quién era esa monjita y qué hizo para que una calle de Miami lleve su nombre.
Desde El Nuevo Conservador celebramos el nombramiento de esta calle en Miami, histórica capital del exilio cubano, en honor a una de sus más queridas personalidades religiosas.
(Con información de la Arquidiócesis de Miami)
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