
No se trata de negar nuestros sentimientos. Se trata de seguir el camino elegido a pesar de ellos, se trata de darnos cuenta de que, al final, lo que nos define es lo que elegimos vivir, y no el modo en que otros reaccionen ante lo que hemos elegido
Con esto me vino a la mente una historia de la vida real… Dicen que hay en La Habana una señora que todos los años acostumbra a montar un nacimiento completo en su casa. Cuando se acercaba el Adviento comenzaba a sacar sus figuras, a limpiar los animales, a preparar el cielo, los montes, las ciudades...
Religión11 de diciembre de 2024 Teresa Fernández SoneiraRecuerdo que en mis años de infancia mis padres me solían llevar en Navidad a los diferentes conventos, iglesias y colegios de La Habana que exhibían nacimientos monumentales. Eran grandes producciones con efectos de luces, cascadas, música, campanas, narración y todo tipo de detalle que me llamaban soberanamente la atención.
Detalle del Trascoro en la Catedral de Ávila, España, en la que apreciamos la adoración de los Magos. Fotografía cortesía de Jorge Sans Vila.
Recientemente pude recordar aquellos años cuando visité la catedral de Ávila en España. Allí, en el Trascoro se encuentra una de las muestras del renacimiento español que me parece de las mejores en su género y que representa el nacimiento del Salvador. Es la obra de los entalladores Juan Rodríguez y Lucas Giraldo quienes han trabajado el alabastro de una forma excepcional. Todo está allí, desde la visita de la Virgen a su prima Isabel, al nacimiento de Jesús, la Adoración de los Magos, la Presentación en el Templo, la Huida a Egipto y la matanza de los niños inocentes. Todas estas escenas logradas con tal realismo y movimiento que parece que las figuras tienen vida y se van a salir de la piedra de un momento a otro.
¡Cuántos años de trabajo para aquellos artistas del siglo XVI que aún hoy nos cautivan con su obra!
Con esto me vino a la mente una historia de la vida real… Dicen que hay en La Habana una señora que todos los años acostumbra a montar un nacimiento completo en su casa. Cuando se acercaba el Adviento comenzaba a sacar sus figuras, a limpiar los animales, a preparar el cielo, los montes, las ciudades. Cuando lo tenía todo dispuesto construía su Belén y antes de la Navidad y lo tenía en exhibición para que su vecindario pasara a visitarlo. Con la llegada del comunismo a la isla, y viéndose en necesidad económica, la señora comenzó a vender las piezas con gran dolor: los animales, los magos, los ángeles y otras imágenes, y así hasta que solo quedó el Niño Jesús en su pesebre. Me cuentan que hoy sigue sacando su Niño Jesús y que todavía los vecinos pasan por su casa a adorarlo.
¿Por qué le damos tanto interés al árbol de Navidad? Caminamos millas para encontrar el que nos guste, que sea de tal o cual especie, que no eche espinas, que sea grande… Después nos gastamos una fortuna adornándolo para colocarlo en un lugar privilegiado de la casa. Sin embargo, no nos preocupamos tanto por el nacimiento, que es en sí la razón de la Navidad, pues sin la venida del Salvador a la tierra no estaríamos celebrando esta fecha.
Trascoro de la Catedral de Ávila. En el centro, abajo, la Natividad del Señor y la adoración de los Magos. Cortesía Jorge Sans Villa.
Por eso, hoy les tengo una proposición, que este año todos pongamos en nuestro hogar un nacimiento, o, aunque sea un Belén de una pieza como el de la señora del cuento, que año tras año con ilusión lo saca, lo limpia, lo mima y luego exclama gozosa: "Un niño se nos ha dado, ¡el Emmanuel, el Salvador!"
(Publicado originalmente en La Voz Católica, 20 de noviembre, 1992)
No se trata de negar nuestros sentimientos. Se trata de seguir el camino elegido a pesar de ellos, se trata de darnos cuenta de que, al final, lo que nos define es lo que elegimos vivir, y no el modo en que otros reaccionen ante lo que hemos elegido
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