
La primera vez que escuché su nombre fue en los medios de comunicación del régimen de La Habana, controlados por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). Lincoln fue muy odiado por Fidel Castro y sus acólitos
"Todos sabemos que nuestras condiciones de vida serán aún más miserables con el paquetazo de medidas económicas de choque que anunciaron los mandamases. Dicen que pretenden detener la inflación y arreglar el desbarajuste que provocaron con el reordenamiento económico, pero nadie entiende ni cree posible que lo logren encareciéndolo todo más de lo que está"
Autores09 de enero de 2024 LUIS CINOEl arribo del nuevo año nos agarró a mi esposa y a mí, escuchando discos de rock: Creedence Clearwater Revival, Lynyrd Skynyrd, Bob Seger y Kid Rock. Mi casa era la única de mi barrio, en varias manzanas a la redonda, donde se escuchaba música.
A las doce de la noche, no hubo fuegos artificiales, bengalas, disparos al aire, gritos ni muñecones quemados. Apenas escuché felicitaciones en las casas vecinas. Si acaso, alguien -más por tradición que porque crea que se vaya a cumplir- lanzó un cubo de agua a la calle, “para que se lleve lo malo”.
La mayoría de las casas estaban apagadas. Fueron muchos los que se acostaron temprano. Y sin cenar. O comieron lo poco y malo que pudieron conseguir.
En mi casa, que hubiese música, como casi siempre la hay, no significó que estuviésemos alegres. Si pudimos cenar, muy modestamente, fue gracias a un paquete de comida que un amigo pagó a precio abusivo a Katapulk. Arroz, frijoles negros, tomates y unos trocitos de carne de puerco. Nada de turrones, sidra, uvas ni manzanas. Ni siquiera conseguimos yuca, no había. Pero de cualquier modo, en estas circunstancias, fue un banquete que muchos envidiarían.
Me cuentan que en otros barrios de La Habana, en la Noche Vieja, hubo tanta apatía, tristeza y desolación como en el mío. Fueron muy pocos los cubanos que pudieron celebrar. No había qué celebrar ni con qué. Los ánimos no estaban para fiesta con tanta miseria y familias desgarradas por la emigración.
Todos sabemos que nuestras condiciones de vida serán aún más miserables con el paquetazo de medidas económicas de choque que anunciaron los mandamases. Dicen que pretenden detener la inflación y arreglar el desbarajuste que provocaron con el reordenamiento económico, pero nadie entiende ni cree posible que lo logren encareciéndolo todo más de lo que está.
Los cubanos iniciamos otro año, el número 65 de la dictadura, a merced de unos ineptos mandamases egoístamente aferrados al poder, que se niegan a dar su brazo a torcer y que en vez de emprender las reformas que necesita desesperadamente el país, siguen con sus políticas absurdas, incongruentes, repitiendo una y otra vez las mismas fallidas fórmulas y chapoteando en sus errores y disparates.
Indudablemente este fue el fin de año más triste que hemos vivido los cubanos. Ojala que los mandamases hayan tomado nota e interpretado que el silencio y la apatía generalizada de esta Noche Vieja fue el mayor gesto de repudio contra su régimen, la mayor protesta masiva que han tenido que soportar. Y lo peor para ellos: sin poder reprimir a palos ni encarcelar a los que protestan.
Publicado originalmente en Cubanet. Luis Cino Álvarez reside en Arroyo Naranjo, Cuba, y a pesar de la represión desde 1998 ejerce el periodismo independiente. Entre 2002 y la Primavera Negra de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Fue subdirector de Primavera Digital. Es colaborador de CubaNet desde hace 20 años. Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Sueña con poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los buenos libros, el mar, el jazz y los blues.
La primera vez que escuché su nombre fue en los medios de comunicación del régimen de La Habana, controlados por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). Lincoln fue muy odiado por Fidel Castro y sus acólitos
No había un solo asesor principal de Clinton que apoyaba las sanciones contra la dictadura cubana, y Clinton pronto comenzó una serie de "obsequios" unilaterales a Castro, ocultos en el lenguaje de la política de "pueblo a pueblo". En consecuencia, me enfoqué en la necesidad de quitarle el embargo al Presidente de Estados Unidos y ponerlo dentro de los parámetros de la ley de Estados Unidos a través de legislación
Es una pena que mientras las naciones del mundo, incluida una gran parte de África, está buscando como mejorar la competitividad de sus economías, nuestros países todavía sigan de rehenes de una recua de hampones
En tres generaciones, los nativos americanos ya eran sacerdotes, profesores, políticos e historiadores, jamás se los trató mal, menos se practicó un genocidio. Además, el sentido de pertenencia a España era tan fuerte que durante las conspiraciones contra la corona que Simón Bolívar y otros organizaron, mal llamados Procesos Independentistas, los nativos pelearon a favor del Rey
El caos total llega cuando son el 80% o más: se establece un control absoluto del islam sobre la sociedad, eliminando toda forma de disidencia, respeto a los derechos humanos y libertad individual como ocurre en los países de mayoría musulmana
Esa retorica continuó hasta bien entrados los años 80. Por ejemplo, las notas de prensa del Periódico Granma y los discursos de Fidel Castro enfatizaban en la reducción de la influencia de la economía norteamericana en el mundo
In 1964, the U.S. consulate in Stanleyville was taken over by Congolese rebels of “Lumumbist” inspiration (associated with the African nationalist Patrice Lumumba), known as the Simba. For 111 days, they held hostages, only to be rescued in a joint U.S.-Belgian operation called Operation Dragon Rouge, in which the Cubans also participated
El régimen, siempre tan dado a los eufemismos, desde la época de Fidel Castro y hoy más con sus continuadores, mediante su uso, trata hipócritamente de encubrir las tristes realidades resultantes de la crisis socio-económica, la más grave de la historia de Cuba
No se trata de negar nuestros sentimientos. Se trata de seguir el camino elegido a pesar de ellos, se trata de darnos cuenta de que, al final, lo que nos define es lo que elegimos vivir, y no el modo en que otros reaccionen ante lo que hemos elegido
De haberse prestado para aquella desvergüenza, Vargas Llosa hubiera quedado atrapado, quizás para siempre, en el chantaje del régimen de La Habana, como otros escritores y artistas. Y no hubiera sido el escritor ni el promotor del liberalismo clásico que fue
En este libro de trasfondo biográfico, Vargas Llosa da forma literaria a su relación con su tía Julia Urquidi, divorciada y 10 años mayor (14 en esta ficción autobiográfica). Una relación a la que se oponía su padre con todas sus fuerzas, y que en la sociedad limeña de los años 1950 era un escándalo. El contrapunto viene de la mano del personaje de Pedro Camacho, un excéntrico folletinista radiofónico y compañero de trabajo de "Varguitas"