
Durante años, el General y el reguetón fueron la encarnación de la música que me resultaba insoportable. Pero eso fue hasta que llegó el llamado reparto
El pueblo pasa hambre, en los hospitales sobra la mugre y faltan las medicinas, pero muy poco hacen los mandamases por mejorar la situación. Alegan que no tienen dinero, pero lo derrochan construyendo hoteles que no conseguirán llenar de turistas; lo dilapidan en sus recholatas y en la esmerada atención a los miles de solidarios camaradas extranjeros que invitan a congresos, conferencias y todo tipo de eventos en La Habana
CubaLibre07/06/2024 Luis CinoAsombra la persistencia de la fascinación de amplios sectores de la izquierda mundial por eso que todavía llaman “la Revolución Cubana”, así con mayúsculas. Tercamente se niegan a percibir que, pese al discurso oficial, el capitalismo está instaurándose en las ruinas de lo que fue el reino de Fidel Castro.
Y es el peor de los capitalismos: un capitalismo de estado de compadreos y rapiña, implementado con políticas impopulares y total desfachatez por una casta de mafiosos secundada por parientes, compinches y acólitos de poca monta que se conforman con migajas.
No hizo falta un cuartelazo que sacara del juego a la inmovilista ortodoxia geriátrica del Buró Político y el Comité Central del Partido Comunista ni que se instaurara una dictadura anticomunista respaldada por los Estados Unidos. Nada de eso. Son los propios mandamases de la continuidad post-fidelista con su luz verde a la piñata que posibilita la repartición del magro botín por las auras tiñosas, quienes están desmontando lo que queda del estrambótico y cochambroso comunismo a la manera de Fidel Castro.
Los mandamases, temerosos de perder el poder, se niegan a cambiar el rumbo si no es en una dirección que convenga a sus intereses. Y únicamente parecen vislumbrar esa dirección en el capitalismo oligárquico al estilo de Putin.
Los mandamases, tan preocupados como dicen estar por salvar lo que llaman “los logros de la revolución y el socialismo”, se empeñan en presentar como socialismo a un capitalismo monopolista-mercantilista de estado, tacaño, chapucero, ineficiente en todo excepto en la represión, y en el que el estado se va desentendiendo de su deber social. Así, cada vez se asemejan más a una clase burguesa-capitalista, sólo que mucho más explotadora, abusiva y que no admite reclamos.
La desigualdad social, que creció a partir del Periodo Especial, se agudizó mucho más en la última década con la llamada “actualización del modelo económico” y el remate con la Tarea Ordenamiento, en la búsqueda de un crecimiento económico artificial, sin sustento real, y siempre poniendo trabas y limitaciones al emprendimiento privado.
Los mandamases hablan de un “socialismo próspero”, pero, luego de acabar con el igualitarismo de la era fidelista, no dan señales de estar interesados en implementar políticas públicas que busquen una repartición más equitativa de los muy bajos resultados del crecimiento económico.
Para los neo-estalinistas dirigentes de la continuidad, que no parecen haber aprendido de la debacle del comunismo en Europa del Este y van en todo a la zaga de la izquierda mundial, el socialismo se limita a la intolerante trinidad Gobierno-Partido-Estado, el predominio de la propiedad estatal, la planificación centralizada y la subordinación de todos los derechos y libertades al Estado.
Los mandamases temen el estallido popular que saben habrá tarde o temprano, pero poco hacen por evitarlo. Se limitan a culpar de todo —la inflación, los apagones, las guaguas que no hay— al embargo, imploran inversiones, mendigan ayuda internacional, repiten consignas y ordenan reprimir, dar palos y encarcelar, que es lo que mejor saben hacer.
Ya ni siquiera atinan a buscar justificaciones coherentes y decir mentiras que algún tonto pueda creer. Muestra de ello fue la reciente entrevista de Ignacio Ramonet al mandatario Miguel Díaz-Canel, donde el periodista y escritor franco-español se limitó a dar el pie forzado y con eufemismos para un aburrido y reiterativo monólogo del gobernante.
El régimen ha hecho un paripé de privatizaciones que solo busca, evadiendo las sanciones norteamericanas, el enriquecimiento de la elite y de un puñado de oportunistas e inescrupulosos que, con tal de llenarse los bolsillos a costa del hambre de sus compatriotas, se prestan a servir de cómplices.
¡Qué van a acordarse los obesos mandamases castristas de ese marxismo que invocan, pero que nunca entendieron ni aplicaron a la hora de montar este tinglado para que medren los rufianes a su servicio!
El pueblo pasa hambre, en los hospitales sobra la mugre y faltan las medicinas, pero muy poco hacen los mandamases por mejorar la situación. Alegan que no tienen dinero, pero lo derrochan construyendo hoteles que no conseguirán llenar de turistas; lo dilapidan en sus recholatas y en la esmerada atención a los miles de solidarios camaradas extranjeros que invitan a congresos, conferencias y todo tipo de eventos en La Habana.
Acuerdan en las constantes reuniones que hay que aumentar la producción de alimentos, pero siguen poniendo absurdas trabas burocráticas a los campesinos y sometiéndolos al control de Acopio.
Siguen apostando, pese a sus desastrosos resultados, por la economía centralmente planificada y la hegemonía de la empresa estatal.
Por falta de combustible o de divisas o por el motivo que se les antoje alegar, no hay suficientes ambulancias, guaguas o tractores, pero no faltan patrulleros ni autos climatizados para los inútiles recorridos por todo el país de los jerarcas y sus invitados extranjeros.
A veces da la impresión de que, cual viejas y extenuadas ballenas que se aprestan a encallar en la playa, los mandamases de la continuidad quisieran que la nación acabara de hundirse. ¿Cómo es posible tanta estupidez y cortedad de miras?
Paradójicamente, los sucesores de Fidel Castro consiguieron lo que el Comandante siempre quiso evitar: que los cubanos idealizaran el capitalismo y el “american way of life”.
Hoy la mayoría de los cubanos rechaza al socialismo. No hay que convencernos de que el socialismo es un sistema económico inepto que genera caos, desabastecimiento y pobreza. Hace mucho que lo sabemos. ¡Cómo no íbamos a saberlo si llevamos seis décadas sufriéndolo!
Publicado originalmente en CubaNet.
Durante años, el General y el reguetón fueron la encarnación de la música que me resultaba insoportable. Pero eso fue hasta que llegó el llamado reparto
¿Será que la gratitud por dádivas concedidas hace décadas es un cheque en blanco extendido a sus amos, para tener que aguantarles, sin chistar y aplaudiendo, todo lo malo que han hecho después y que es cada vez peor?
A partir de aquel tiempo de ansias y esperanzas, que finalmente se vieron frustradas, Cuba y los cubanos ya no fueron los mismos
La Carta de los Diez significó el primero y mayor de los retos por parte de intelectuales que ha tenido que enfrentar la dictadura castrista. Los firmantes de la declaración fueron sometidos a todo tipo de represalias y acosos. Pero lo peor recayó sobre María Elena Cruz Varela
Luego de seis décadas de cultura domeñada, censuras y prohibiciones, los testaferros intelectuales del castrismo se han dado a la tarea de reinterpretar las Palabras a los Intelectuales para mostrar que la ordenanza del Máximo Líder dejaba bastante campo a la creación artística, siempre que fuera “dentro de la Revolución”
No responde a principios humanitarios, sino a una afinidad estratégica basada en la enemistad común con Estados Unidos y el aislamiento internacional
Con aquellos noticieros de catecismo, para nada sutiles, pretendían adoctrinarnos e inculcarnos la visión que le convenía al castrismo
Es probable que la inédita protesta estudiantil en Cuba no consiga sus objetivos. Pero, pase lo que pase, se ha sentado un precedente muy peligroso para la dictadura
Los sucesos del 11J podríamos definirlos como auténticamente contrarrevolucionarios. Y los son porque escapan a esos obligatorios relatos genésicos que suponen la Revolución cubana, a estas alturas un doble espectral que se invoca como consigna
¿Será que la gratitud por dádivas concedidas hace décadas es un cheque en blanco extendido a sus amos, para tener que aguantarles, sin chistar y aplaudiendo, todo lo malo que han hecho después y que es cada vez peor?
Este factor evalúa cuán eficaz es la justicia penal de un país, tomando en cuenta que se trata de un mecanismo para reparar agravios y entablar acciones legales contra las personas por delitos contra la sociedad
El mandato de silencio, justificado bajo la falacia de la intemporalidad política, ha inoculado la sospecha y la autocensura como prerrequisitos de supervivencia intelectual
En enero de 2016, para el rodaje de un documental de History Channel, Ozzy Osbourne estuvo seis días en La Habana
Durante años, el General y el reguetón fueron la encarnación de la música que me resultaba insoportable. Pero eso fue hasta que llegó el llamado reparto
Si hay cese del fuego, su futuro va a estar marcado por la convocatoria a elecciones, y sería importante para él seguir en detalle lo que hoy está pasando en la política interna de EEUU
Cuando ya no hubo peligro de que tiraran botellas, macetas o ladrillos, porque hasta los balcones y las azoteas de media Centro Habana estaban tomados por los represores, el Comandante se paseó orondo por el Malecón, para que sus aduladores crearan otro de sus mitos
A la entrada de aquellos recónditos campamentos, rodeados por alambradas de púas y vigilados por guardias con armas largas, letreros reminiscentes del que hubo en Aushwitz, proclamaban: “El trabajo os hará hombres”
Lo que está pasando en Colombia no es un asunto local, incumbe a las Américas y al mundo libre