
Durante años, el General y el reguetón fueron la encarnación de la música que me resultaba insoportable. Pero eso fue hasta que llegó el llamado reparto
Desaprovechando las prédicas y enseñanzas de Martí, a menudo contradiciéndolas o dejándoselas a tergiversadores y manipuladores, y con una muy mal contada historia oficial, hay poco a que aferrarse
CubaLibre06/07/2025 Luis CinoEste 19 de mayo se cumplen 130 años de la muerte de José Martí en combate contra fuerzas españolas.
El Gólgota bélico de Martí duró los 38 días transcurridos desde el 11 de abril, cuando desembarcó en suelo cubano, por Playitas de Cajobabo, hasta su muerte en Dos Ríos, el 19 de mayo, cuando en un choque con una patrulla española cayó herido y fue rematado por un guerrillero cubano.
De la muerte de Martí, que con su pluma creó un país ideal en el que apenas vivió 25 de los 42 años que contaba cuando cayó acribillado a balazos, parte la gran maldición de los intelectuales cubanos: su eterno complejo de culpas.
Jorge Mañach fue uno de los responsables de inventar un Martí multipropósito, oportuno y conveniente para todas las banderías. La leyenda martiana contribuyó a la construcción de un meta-relato histórico, una teleología del destino nacional, que todos los intelectuales cubanos, insatisfechos con la República, querían explicar a su modo, desde el poeta comunista Rubén Martínez Villena hasta José Lezama Lima y los demás Origenistas, católicos y pequeño burgueses.
Uno de ellos, Cintio Vitier, un ultra-nacionalista, beato y elitista estudioso de la obra martiana, al poner su pluma al servicio del régimen castrista trató de aportarle la legitimidad histórica que Fidel Castro reclamaba desde que en 1953 proclamó a José Martí como “el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada”.
Así, nos arrullaron con fábulas históricas que siempre tenían moraleja y coletilla. Atontados, permitimos que un líder mesiánico y sus continuadores se hicieran con el monopolio de la patria, asociándola –cual si fuera una misma cosa– con una ideología y un partido único.
Nos parcelaron la nación en nuestras narices mientras los que no huían al exterior o iban a la cárcel se entretenían en aplaudir, repetir consignas y soñar un futuro que nunca llegó. Y hoy estamos sin ponernos de acuerdo con nuestro pasado, enredados con un presente que no sabemos mejorar y temerosos del futuro. Imposible que fuera de otro modo. La historia de las naciones cuando se transforma en idealizados relatos de pueblos elegidos y destinos grandiosos no suele traer buenas consecuencias.
Tanto nos machacaron con los héroes inmaculados, las estatuas de mármol y de bronce y las historias perfectas, que terminaron por aburrirnos. Una triste consecuencia de eso es que hoy abunden los que han leído poco y mal a Martí y repiten de carretilla algunas de sus frases o de sus “Versos Sencillos” o, peor aún, los que rechazan a nuestro principal héroe nacional al identificarlo con el teque politiquero castrista.
Desaprovechando las prédicas y enseñanzas de Martí, a menudo contradiciéndolas o dejándoselas a tergiversadores y manipuladores, y con una muy mal contada historia oficial, hay poco a que aferrarse. Con nuestra torpe renuncia a tantos valores más todo lo que el castrismo nos arrebató, corremos el riesgo cierto de vernos convertidos en una descreída y apática horda en una eterna travesía por el desierto. Eso, si es que ya no lo somos.
¿Qué se hizo de la República que nunca ha sido “con todos y para el bien de todos”, y donde la ley primera fuese “el culto a la dignidad plena del hombre”?
Si en algo falló Martí, siendo tan buen conocedor de la utilidad de las palabras como era, fue en no reconocer y decir alto y claro que nuestro vino, si es agrio, por muy nuestro que sea, es sólo eso: vino agrio.
Publicado originalmente en Cubanet.
Durante años, el General y el reguetón fueron la encarnación de la música que me resultaba insoportable. Pero eso fue hasta que llegó el llamado reparto
¿Será que la gratitud por dádivas concedidas hace décadas es un cheque en blanco extendido a sus amos, para tener que aguantarles, sin chistar y aplaudiendo, todo lo malo que han hecho después y que es cada vez peor?
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