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El socialismo del siglo 21 necesita desestabilizar a Ecuador, hacer fracasar al presidente Daniel Noboa y dividir las fuerzas democráticas. Es ahí donde aparece el empleo del crimen común como instrumento
Autores11/01/2024 Carlos Sánchez BerzaínLa violencia de que está siendo víctima el pueblo de Ecuador es otro ataque contra la libertad y la paz, ahora utilizando delincuentes comunes, para desestabilizar al gobierno y las instituciones y provocar desconcierto e inseguridad ciudadana que deteriore la democracia. Es una operación de “guerra hibrida” operada por el crimen que responde a los mecanismos del socialismo del siglo 21 o castrochavismo, luego del retorno a la democracia por el presidente Lenin Moreno y de repetidas derrotas electorales, que incluye el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.
La guerra hibrida es “la estrategia en que se utilizan toda clase de medios y procedimientos, fuerza convencional o medios irregulares (insurgencia, terrorismo, migración, crimen común, narcotráfico, cibernética…)”, se trata de “un nuevo tipo de guerra que da por superada la guerra asimétrica (ejercito irregular contra fuerza insurgente)”, y que tiene la “ventaja de que el agresor puede evitar que le atribuyan el ataque”. La descripción de lo que sucede ahora en Ecuador, incluso con la acción de “negación plausible” actuada por Rafael Correa.
Los grupos de delincuentes, narcotraficantes, sicarios, maleantes, secuestradores y otros que han tomado las armas contra el pueblo ecuatoriano son el mecanismo operativo que remplaza hoy a las guerrillas urbanas y rurales, a los levantamientos armados contra el gobierno constitucional, a la exacerbación de problemas sociales, económicos, indígenas, raciales o regionales hasta convertirlos en procesos de sedición violenta. Es otro mecanismo del que dispone el grupo de dictaduras de crimen organizado trasnacional que se denominan socialismo del siglo 21 para tratar de recuperar el control de poder en Ecuador mostrando que la democracia es insegura y que es mejor pactar con el crimen o ser gobernados por él.
La lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado fue uno de los procesos más exitosos de cumplimiento de la ley en defensa de los pueblos y de la democracia hasta principios de este siglo. Se redujeron cultivos ilegales de coca y la producción de cocaína en Colombia, Perú y Bolivia, se sometieron a la justicia y se neutralizaron narcotraficantes y terroristas, se apartó de la política la influencia del dinero del narcotráfico y del crimen con señalamientos claros de los partidos y lideres financiados ilícitamente como sucedió con el proceso 8000 en Colombia, se acotaron los carteles y se derrotaron o achicaron a sus grupos guerrilleros como sucedió en Perú con el MRTA y Sendero Luminoso y con las FARC, el M19, el ELN, con el Plan Colombia.
La dictadura de Cuba en 1999 en su “periodo especial” estaba pronta a su desaparición pero la rescató Hugo Chávez que con Fidel Castro y Lula da Silva activaron el Foro de Sao Paolo y construyeron el socialismo del siglo 21 derrocando, destrozando y suplantando las democracias hasta expandir el modelo dictatorial cubano en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Luego desestabilizando partidos, liquidando líderes y financiando elecciones crearon gobiernos para dictatoriales en países democráticos como son hoy los de López Obrador en México, Boric en Chile, Petro en Colombia y Lula en Brasil.
Ecuador estuvo bajo el control del socialismo del siglo 21 con la dictadura de Rafael Correa por más de 10 años, tiempo en el que se alteró el sistema de república y democracia suplantándolo por un estado plurinacional permisivo al crimen local y trasnacional, siguiendo el modelo castrochavista de Venezuela y Bolivia. La sorpresa histórica fue el presidente Lenin Moreno cambió la historia del Ecuador y de las Américas haciendo que su país retorne a la democracia, reponiendo el estado de derecho, la separación de poderes, las elecciones libres, la libre organización política, liberando presos políticos, permitiendo el retorno de los exiliados, reponiendo la lucha contra el narcotráfico y más.
Lenin Moreno pagó y aún paga el precio de su decisión a favor de la libertad y la democracia de los ecuatorianos porque fue objeto de un cruento pero fallido golpe de estado en año 2019 y luego es víctima de persecuciones permanentes con “asesinato de reputación” programado y ejecutado por el socialismo del siglo 21. El retorno a la democracia emprendido por el presidente Moreno permitió elecciones libres que llevaron a la presidencia a Guillermo Laso, quien lejos de continuar con el proceso de recuperación democrática terminó su mal gobierno usando el mecanismo de la “muerte cruzada” que Correa había instituido en su constitución como garantía al dictador.
Este apretado resumen demuestra que las bases de la situación actual de Ecuador en materia de crimen, inseguridad y confrontación, son parte de un proyecto trasnacional creado y operado por el socialismo del siglo 21 bajo mando de la dictadura de Cuba. La expulsión de la DEA de Venezuela, Bolivia, Ecuador, la liquidación de la Base Antinarcóticos de Manta, la proclama del supuesto “fracaso de la lucha contra el narcotráfico”, la campaña internacional de “legalización de las drogas”, atribuir la responsabilidad del crimen a los consumidores encarnados en el “imperialismo norteamericano”, plantear el narcotráfico como un arma antiimperialista, las negociaciones con grupos criminales como las FARC para darles impunidad y convertir el crimen en política, son solo hechos notorios de una acción de “legitimación del crimen” base de la estrategia castrochavista, que funciona en Cuba, Venezuela, Colombia, México, Bolivia, Argentina…pero que fracasa en Ecuador.
La estrategia de desprestigio de la lucha contra el crimen fue acompañada de la destrucción de los principios y valores del “estado de derecho” con acusaciones y procesos falsos contra líderes, gobernantes, militares y policías que defendieron al estado de derecho y que lucharon por el “cumplimiento de la ley”. Así asesinaron la reputación de miles de civiles y militares en las américas señalándolos como violadores de derechos humanos, procesándolos injustamente, persiguiéndolos, encarcelándolos o forzándolos al exilio. Los casos en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Argentina y más, son “la vacuna” del socialismo del siglo 21 para que las fuerzas del orden dejen de cumplir la ley y sean derrotadas por el crimen que tomó el poder político en las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua y que opera el crimen común como uno de sus recursos.
El sistema internacional muy sólido con las convenciones de Viena contra el narcotráfico, con la Convención de Palermo contra la delincuencia organizada trasnacional, con convenios multilaterales de intercambio de inteligencia e información contra el crimen y otros, ha sido paralizado por las dictaduras de crimen organizado y sus gobierno para dictatoriales. El sistema es muy sólido, ha funcionado con éxito, pero ahora está cautivo del crimen organizado que toma decisiones políticas con narrativa de lo “políticamente correcto”.
El socialismo del siglo 21 no puede producir en este momento un movimiento político, ni una guerrilla, ni una conspiración política, ni ningún otro proceso de agresión directa contra la democracia, pero necesita desestabilizar a Ecuador, hacer fracasar al presidente Daniel Noboa y dividir las fuerzas democráticas. Es ahí donde aparece el empleo del crimen común como instrumento de operación ya usado en el asesinato de Fernando Villavicencio. Esta es la expresión de “guerra híbrida” que explica lo que acontece hoy en Ecuador, ya aplicada en Colombia contra Duque y que podría repetirse en Argentina contra Milei.
El problema de Ecuador no es un problema de confrontación armada entre ecuatorianos, no es problema policial o militar aunque sus acciones sean urgentes y necesarias en el corto plazo. Es un problema político, es una agresión trasnacional, la expresión del eje de confrontación de nuestro tiempo de dictaduras contra democracia, de crimen organizado que detenta poder político contra la libertad y los derechos humanos. Por eso urge que Ecuador identifique correctamente al enemigo y actúe en consecuencia reponiendo la vigencia de la ley, la seguridad ciudadana y cesando la impunidad más allá de los sicarios y operadores materiales de los crímenes.
Carlos Sánchez Berzaín es abogado, politólogo, catedrático y ensayista boliviano exiliado en Estados Unidos. Fue ministro de la presidencia, ministro de gobierno y ministro de defensa durante el primer y segundo gobierno del presidente constitucional Gonzalo Sánchez de Lozada. Es autor de varios libros sobre las dictaduras del siglo XXI y director del Interamerican Institute for Democracy.
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