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Una botella trajo noticias de la isla; inexactas, brumosas
¿Novela negra, realismo sucio? De eso y más hay en Cubiche. Y unas descripciones tan fieles que a uno le parece acompañar a Cubiche en sus andanzas por Little Havana, La Sagüesera (South West) o Hialeah
Letras conservadas 16 de mayo de 2024 luis cinoCuando cayó en mis manos Cubiche, el nuevo libro del escritor y periodista Manuel Ballagas, que publicó hace unas semanas la editorial Lulú, estuve a punto de no leerlo. Creí que era la traducción al inglés de Descansa cuando te mueras, un libro de relatos de Ballagas del año 2010, que ya había leído y disfrutado mucho. Por suerte, el autor, en un email, me sacó de mi error, al advertirme que Cubiche es un nuevo libro.
Al leerlo, comprendí que, efectivamente, es diferente. Y no solo porque esté en inglés en lugar del español ―o spanglish, a fuerza de tanto anglicismo chapurreado― de Descansa cuando te mueras, ni por el cambio de nombre del protagonista, que en vez de ser Manny es identificado como Cubiche. No. Se trata de mucho más que eso.
Según explica Ballagas: “En Cubiche, a diferencia de En descansa cuando te mueras, el lenguaje deja de ser importante, con solo un poco de español salpicado. Cubiche explica al lector anglófono una realidad que para el lector en español no necesita explicarse. Es un libro diferente. Por ejemplo, Cuba no se menciona ni una sola vez en Descansa cuando te mueras. Manny es una especie de refugiado por antonomasia, sin patria discernible, enfrentado a un mundo del que trata de defenderse y entender al mismo tiempo. En Cubiche, empezando por el nombre, la cubanidad del protagonista es más obvia y declarada”.
Ballagas desarrolla con suma destreza la trama de ambos libros, lo mismo en inglés que en español. Siempre digo ―y él coincide conmigo― que por su técnica narrativa, más parece ser un escritor estadounidense que cubano. Digamos que está más cerca de Carver o Bukovsky que de Leonardo Padura o Pedro Juan Gutiérrez. Y es una elección consciente, que se debe más a los gustos e influencias literarias recibidas que a los 44 años que Ballagas lleva residiendo en Estados Unidos.
Las 12 historias del libro, muy bien hilvanadas, son trepidantes, con un ritmo vertiginoso, casi cinematográfico, como el de un filme de Tarantino. Llenos de violencia, sexo y palabrotas, dichos relatos reflejan con crudeza el duro ambiente en que se desenvuelve Cubiche, un tipo rudo que sabe que, habiendo arrancado en desventaja y moviéndose en un terreno que va descubriendo a tropezones y golpes, tiene que ser aún más rudo, si es que aspira a sobrevivir.
Las situaciones y atmósferas de estas historias pueden parecer exageradas, pero seguramente no pensarán así aquellos inmigrantes que no acaban de encajar, por más que se esfuercen ―y no siempre en la dirección correcta― en el “american dream”, entre otros factores, porque arrastran el pesado lastre de sus vivencias en sus países de origen.
¿Novela negra, realismo sucio? De eso y más hay en Cubiche. Y unas descripciones tan fieles que a uno le parece acompañar a Cubiche en sus andanzas por Little Havana, La Sagüesera (South West) o Hialeah.
Manuel Ballagas, nacido en La Habana en 1948, publicó su primer libro en Ediciones El Puente, cuando aún no había cumplido los 18 años. Por aquel libro, que enfureció a Fidel Castro, fue sometido al ostracismo. En 1973 lo enviaron a prisión por “diversionismo ideológico”. Estuvo cuatro años preso.
En mayo de 1980, durante el éxodo del Mariel, se fue de Cuba. Trabajó como periodista en The Wall Street Journal, Tampa Tribune, Miami Herald y la revista Foreign Affairs. Es autor de los libros Pájaro de cuenta, Malas lenguas, Hotel París, El sendero del jagüey y el algarrobo y Newcomer (memorias), entre otros.
Publicado en Cubanet.
Una botella trajo noticias de la isla; inexactas, brumosas
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