
La primera vez que escuché su nombre fue en los medios de comunicación del régimen de La Habana, controlados por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). Lincoln fue muy odiado por Fidel Castro y sus acólitos
Muchos creen que Maduro ganará por cansancio de sus oponentes. Otros creen que la presión internacional conseguirá dar al traste con la dictadura de Maduro
Autores06 de septiembre de 2024 Luis CinoEn los últimos meses, el mundo ha estado pendiente de situaciones que, por sus eventuales consecuencias, generan mucha ansiedad: las elecciones en los Estados Unidos y la posibilidad de escaladas bélicas de consecuencias impredecibles en el Medio Oriente en torno a Gaza, y en Ucrania, por el temor a que Putin, desesperado y humillado, recurra a las armas nucleares. Pero desde el 28 de julio es la situación en Venezuela la que mantiene en vilo a los cubanos. No recuerdo otro suceso internacional que haya generado tantas expectativas en Cuba.
Desde antes de las elecciones, había mucha ansiedad entre los cubanos por lo que pasaría. Ahora es mayor aún. Y es lógico que así sea. La caída del chavismo significaría un durísimo golpe para el régimen castrista, que se vería privado del petróleo y el dinero que le aporta Venezuela desde la época de Hugo Chávez. Y no solo eso: mostraría a los cubanos, hartos de 65 años de miseria y opresión bajo el castrismo que, por muy difícil que sea, es posible derrotar a una tiranía.
Solo unos pocos castristas incondicionales se han dejado convencer por las mentiras de la prensa oficialista y Telesur. El resto no duda del escandaloso fraude electoral cometido por Nicolás Maduro y sus secuaces y marionetas del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia.
La gente comenta, con admiración, sobre la valentía de María Corina Machado y de los millares de seguidores suyos que responden a sus convocatorias en pro de que se respeten los resultados electorales y la voluntad de la mayoría de los venezolanos, a pesar de la brutal represión desatada por el régimen.
Pero están divididas las opiniones de los cubanos acerca de cómo podrán desarrollarse los acontecimientos en Venezuela.
Son muchos los que creen que Maduro ganará por cansancio de sus oponentes, y que sorteando la presión internacional y sometiendo a los venezolanos por el terror, logrará mantenerse en el poder.
He escuchado a varios compatriotas, imbuidos de derrotismo y falta de autoestima, pura indefensión inducida, decir que si los venezolanos, que han mostrado su valentía en las urnas y en las calles, con una líder del calibre de María Corina Machado, no han podido derrotar a la dictadura de Maduro, qué podemos esperar los cubanos, con miedo, atontados por seis décadas de tiranía comunista y sin un liderazgo opositor capaz de canalizar el descontento popular y movilizarnos en la lucha por la libertad.
Los convencidos de la invencibilidad castrista aseguran que los mentores cubanos de Maduro, los que lo formaron en la Escuela Ñico López del PCC y se lo impusieron a Chávez como sucesor para chulear el petróleo venezolano, harán lo que sea para impedir el triunfo de la oposición democrática.
“Cuando en Cuba haya otro estallido social, los mandamases castristas, en vista de lo bien que funcionaron las instrucciones de su manual en Venezuela, apretarán aún más la mano con la represión, convencidos de que la repercusión internacional no pasará más allá de un poco de quejas y escándalo”, me comentó un vecino.
Están también, aunque son menos, los que creen que la presión internacional y la resistencia de los opositores venezolanos conseguirán finalmente dar al traste con la dictadura de Maduro. Algunos hacen delirantes suposiciones acerca de cómo será ese fin: que si Vladimir Padrino, el ministro de Defensa, se decidirá a darle un cuartelazo a Maduro; que si los Estados Unidos intervendrán como hicieron en Panamá en 1989 para capturar a Noriega; que si la DEA lanzará una operación para secuestrar a Maduro y Diosdado Cabello, que si el Tren de Aragua, que si Maduro se asustará y se largará con sus millones a Turquía, etcétera.
“Esta película no se ha acabado”, me dice una amiga. “Veremos qué pasa de aquí al 10 de enero”.
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No había un solo asesor principal de Clinton que apoyaba las sanciones contra la dictadura cubana, y Clinton pronto comenzó una serie de "obsequios" unilaterales a Castro, ocultos en el lenguaje de la política de "pueblo a pueblo". En consecuencia, me enfoqué en la necesidad de quitarle el embargo al Presidente de Estados Unidos y ponerlo dentro de los parámetros de la ley de Estados Unidos a través de legislación
Es una pena que mientras las naciones del mundo, incluida una gran parte de África, está buscando como mejorar la competitividad de sus economías, nuestros países todavía sigan de rehenes de una recua de hampones
En tres generaciones, los nativos americanos ya eran sacerdotes, profesores, políticos e historiadores, jamás se los trató mal, menos se practicó un genocidio. Además, el sentido de pertenencia a España era tan fuerte que durante las conspiraciones contra la corona que Simón Bolívar y otros organizaron, mal llamados Procesos Independentistas, los nativos pelearon a favor del Rey
El caos total llega cuando son el 80% o más: se establece un control absoluto del islam sobre la sociedad, eliminando toda forma de disidencia, respeto a los derechos humanos y libertad individual como ocurre en los países de mayoría musulmana
Esa retorica continuó hasta bien entrados los años 80. Por ejemplo, las notas de prensa del Periódico Granma y los discursos de Fidel Castro enfatizaban en la reducción de la influencia de la economía norteamericana en el mundo
En 1884, a propósito de un notable ensayo del filósofo inglés Herbert Spencer, Martí escribió el artículo “La Futura esclavitud” que publicó en Nueva York. Nos dice muy muy claramente cual es su pensamiento acerca del socialismo, comunismo o colectivismo
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Las órdenes escritas en Nueva York fueron enviadas por Gonzalo de Quesada desde Key West a La Habana a Juan Gualberto Gómez, quien debía darles curso. Pocos días después Juan Gualberto Gómez ponía el cable convenido, y fijaba la fecha del 24 de febrero para el alzamiento
No había un solo asesor principal de Clinton que apoyaba las sanciones contra la dictadura cubana, y Clinton pronto comenzó una serie de "obsequios" unilaterales a Castro, ocultos en el lenguaje de la política de "pueblo a pueblo". En consecuencia, me enfoqué en la necesidad de quitarle el embargo al Presidente de Estados Unidos y ponerlo dentro de los parámetros de la ley de Estados Unidos a través de legislación
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