Genio de las letras y odiado por la izquierda: el caso de Miguel Ángel Asturias
Fue recriminado hasta por su hijo, Rodrigo Asturias, que se negó a asistir a la concesión del Nobel, y se unió a la guerrilla, donde llegaría a ser comandante bajo el alias de combate Gaspar Ilón, el nombre de uno de los personajes de la novela Hombres de maíz
Letras11 de noviembre de 2023 Luis CinoSe cumplen sesenta años de la publicación en 1963 de la novela Mulata de tal, del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1967.
Como en Hombres de maíz, de 1949, que es considerada su obra maestra, Asturias —que fue un estudioso de las culturas indígenas de su país—, en Mulata de tal, con un portentoso uso del lenguaje, hizo un relato alegórico en el que confluyen las creencias y costumbres mayas con la tradición hispano-católica.
Con El señor presidente, de 1946, otra de sus más importantes obras, Asturias fue el primero de los escritores del continente que llevó a la literatura el tema de los dictadores. Le siguieron el paraguayo Augusto Roa Bastos (Yo, el Supremo, 1974), el cubano Alejo Carpentier (El recurso del método, 1974), el colombiano Gabriel García Márquez (El otoño del patriarca, 1975) y el peruano Mario Vargas Llosa (La fiesta del chivo, 2000).
Asturias, que siempre fue un hombre de izquierda —su estrecha vinculación con el gobierno de Jacobo Arbenz le costó, luego de su derrocamiento en 1954, doce años de exilio—, acabó siendo execrado por la más recalcitrante izquierda de Latinoamérica.
Cuando en 1967 le confirieron el Premio Nobel de Literatura, Asturias se convirtió el segundo latinoamericano en recibirlo (el primero correspondió a la chilena Gabriela Mistral en 1945). Pero el premio al escritor guatemalteco, lejos de contentarlos y enorgullecerlos, disgustó a muchos escritores de izquierda latinoamericanos, que consideraban “reformista y contemporizador” a Asturias por haber aceptado el cargo de embajador de Guatemala en Francia de manos del gobierno de Julio César Méndez Montenegro.
Uno de los que con más encono atacó a Asturias fue Gabriel García Márquez, quien dijo a la revista española Índice: “Antes que Asturias, el premio se lo merecían Neruda y Borges, por este orden. La postura política de Borges es más honrada que la de Asturias, quien se ha vendido para conseguirlo. ¡Pobre viejito!”
En 1966, estando en Moscú, adonde había viajado para recibir el Premio Lenin, Asturias se sorprendió al enterarse del ofrecimiento del cargo hecho por el presidente Méndez Montenegro. Y cuando regresó a París, se asombró más al ser recibido con todos los honores por funcionarios de la embajada guatemalteca.
Inicialmente, Asturias no se decidía, pero el expresidente Jacobo Arbenz lo convenció para que aceptara el puesto ya que consideraban que el gobierno de Méndez Montenegro, del Partido Revolucionario, que había sido electo con el apoyo de gran parte de la izquierda guatemalteca y la anuencia del Partido Guatemalteco del Trabajo (comunista), e incluso de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), sería un buen modo de poner fin a la guerra civil que ensangrentaba al país.
Asturias aceptó el cargo de embajador y lo desempeño hasta 1970. Durante todo ese tiempo tuvo que soportar los ataques de quienes lo acusaban de traidor por ser representante diplomático del gobierno de Méndez Montenegro, que una vez en el poder dio luz verde al ejército para que desatara una feroz ofensiva anti-insurgente.
El escritor fue recriminado hasta por su hijo, Rodrigo Asturias, que se negó a asistir a la concesión del Nobel, y se unió a la guerrilla, donde llegaría a ser comandante bajo el alias de combate Gaspar Ilón, el nombre de uno de los personajes de la novela Hombres de maíz.
En 1960, Miguel Ángel Asturias había viajado a La Habana, invitado por Casa de las Américas, para ser jurado del primer concurso literario de dicha institución. Su novela Week-end en Guatemala, publicada por la Imprenta Nacional de Cuba, fue utilizada por el régimen para advertir que, de producirse una invasión, en Cuba no se repetiría lo ocurrido con el gobierno de Arbenz.
Pero cuando Asturias aceptó el puesto diplomático que le ofreció el gobierno guatemalteco, los comisarios culturales del castrismo la emprendieron contra él.
Según el ensayista Jorge Fornet en su libro El 71, anatomía de una crisis (Editorial Letras Cubanas, 2013): “Si hubo una figura que personificó desde la segunda mitad de la década del 60 el anti-modelo de intelectual propugnado por la Revolución Cubana fue Miguel Ángel Asturias”.
Asturias, que murió en España el 9 de junio de 1974, a los 75 años, es considerado uno de los más importantes e innovadores autores de la literatura latinoamericana.
Texto reproducido en El Nuevo Conservador por cortesía de su autor y la agencia Cubanet. Luis Cino Álvarez reside en Arroyo Naranjo, Cuba, y a pesar de la represión desde 1998 ejerce el periodismo independiente. Entre 2002 y la Primavera Negra de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Fue subdirector de Primavera Digital. Es colaborador de CubaNet desde hace 20 años. Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Sueña con poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los buenos libros, el mar, el jazz y los blues.
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