
Desaprovechando las prédicas y enseñanzas de Martí, a menudo contradiciéndolas o dejándoselas a tergiversadores y manipuladores, y con una muy mal contada historia oficial, hay poco a que aferrarse
A Walterio Carbonell los inquisidores demoraron décadas en rehabilitarlo. Y nunca lo hicieron totalmente. Sus últimos años los pasó relegado a un puesto de poca importancia en la Biblioteca Nacional
CubaLibre15/06/2025 Luis CinoEl historiador y etnólogo Walterio Carbonell, de cuya muerte, en 2008, se cumplen 17 años este 14 de abril, pasó 40 de los 88 años que vivió condenado al ostracismo.
En 1962, su libro de ensayo dividido en 11 capítulos Cómo surgió la cultura nacional, le costó que lo acusaran de “revisionismo”. De nada valió su vieja amistad con Fidel Castro. Fue a parar a las granjas de trabajo forzado en Camagüey, adonde lo enviaron para que, cortando caña, purgara sus problemas ideológicos. Y a su esposa, la pintora Clara Morera, la castigaron también, expulsándola de la Asociación Hermanos Saíz.
Los problemas ideológicos de Walterio Carbonell no eran otros que sus denuncias del racismo y la reivindicación del papel del negro en la cultura cubana. Creyó que la campaña contra el racismo iniciada por el discurso de Fidel Castro del 22 de marzo de 1959 era el momento apropiado para un debate sincero que devolviera al negro su lugar de protagonista y no de actor secundario en la historia y la cultura nacional.
Pero se equivocaba Carbonell. Los edictos revolucionarios que pretendieron abolir el racismo de un plumazo solo destruyeron sus bases institucionales. El complejo entramado de creencias, valores y prejuicios que lo sustentaba quedó casi indemne, barrido bajo la alfombra.
Carbonell, en el fervor revolucionario de principios de los años 60, creyó que para enfrentar el pensamiento racista de Francisco de Arango y Parreño, José Antonio Saco y José de la Luz y Caballero, y la visión histórica que consideraba excluyente de Jorge Mañach, Fernando Ortiz y Ramiro Guerra, bastaba con emplear las herramientas del marxismo. Pero incurrió en un pecado imperdonable en los regímenes totalitarios: el de la ingenuidad.
El discurso de la revolución castrista sobre el negro resultó menos conservador que el de la República, pero también, utilizando como coartada el discurso martiano sobre la raza, diluyó el tema en pro de la unidad de la Nación.
Carbonell no tardó en descubrir que sus tesis daban miedo a “los blancos de himnos y banderitas” que decía Nicolás Guillén. Solo que ya no vestían dril o guayabera, como en la República, sino uniformes verde olivo y, además de citar a Martí, también citaban a Lenin y a Marx.
Las tesis de Carbonell sobre la negritud asustaron a los comisarios castristas. Su pavor a que en Cuba surgiera una versión del Black Power estadounidense, al que decían apoyar, no difería mucho del que sintieron sus antepasados dueños de esclavos por las degollinas y los incendios de las plantaciones del vecino Haití.
Pese al discurso oficial antirracista, además de Carbonell, fueron marginados, también por sospechar el régimen que aspiraban a algo similar al Black Power, los escritores Manuel Granados y Pedro Pérez Sarduy, las poetas Georgina Herrera, Nancy Morejón y Ana Justina Cabrera, y los teatristas Gerardo Fulleda León, Eugenio Hernández y Rogelio Martínez Furé.
En los años 60 y 70, mientras rescataban con destino al folklore y como carnada turística algunas prácticas culturales negras, las revistas Moncada y El Militante Comunista, del Ministerio del Interior y el Partido Comunista, respectivamente, arremetía con odio y desprecio, contra santeros, paleros y abakuás.
A Walterio Carbonell los inquisidores demoraron décadas en rehabilitarlo. Y nunca lo hicieron totalmente. Sus últimos años los pasó relegado a un puesto de poca importancia en la Biblioteca Nacional.
Finalmente, a regañadientes y demasiado tarde, el régimen tuvo que aceptar que Walterio Carbonell tenía razón al asegurar que en Cuba pervivía el racismo, que fue siempre un factor de nuestra historia y que, aunque pretendieron erradicarlo por decreto, hoy sigue, bajo múltiples disfraces y coartadas, prendido como una mala hierba de conciencias y percepciones.
Publicado originalmente en Cubanet.
Desaprovechando las prédicas y enseñanzas de Martí, a menudo contradiciéndolas o dejándoselas a tergiversadores y manipuladores, y con una muy mal contada historia oficial, hay poco a que aferrarse
Se ha creado entre los cubanos una cultura de la subsistencia en la que vale todo y que entraña el riesgo de degenerarnos como pueblo
Los mismos comisarios que habían llegado al ridículo extremo de considerar la guitarra eléctrica y el saxofón como “instrumentos imperialistas” y a sus intérpretes como “colonizados y penetrados culturales”, cambiaron de opinión respecto al jazz y permitieron tocarlo siempre que estuviera mezclado con la música cubana
Hoy pueden parecer increíbles esas prohibiciones absurdas. Los que las sufrimos y aún seguimos padeciendo otras, si pudimos resistir en esa atmósfera kafkiana fue buscando modos de eludirlas
Resulta difícil creer que alguien tan elitista, aristocratizante y bon vivant como Baguer, detestara el modo de vida burgués, simpatizara con el comunismo, se convirtiera en incondicional del castrismo y trabajara como informante de la Seguridad del Estado durante más de 40 años
Mientras claman por los civiles palestinos muertos en Gaza, en Cuba no dicen una palabra acerca de los civiles muertos en Ucrania por los indiscriminados ataques aéreos rusos ni de los miles de niños ucranianos secuestrados y llevados a Rusia para ser rusificados
El doctor José Félix Bentz, presidente del Reial Cercle Artístic, habla del ciclo de películas y conferencias que acogerá su prestigiosa institución del 21 hasta el 25 de mayo
Contradiciendo su política cultural que dice batallar contra la banalidad y la vulgaridad para elevar el nivel cultural de los cubanos, ahora acepta y le da reconocimientos al súmmum de lo vulgar. Pero es que los mandamases quieren sacar provecho del reparto. Económico, porque evidentemente nunca conseguirán que el reparto sea “un arma de la revolución”
Con el tiempo siguieron arribando religiosas a la Isla para ocuparse de los hospitales militares como el de San Ambrosio y el de Guanabacoa en La Habana, así́ como el de Santa Susana en Bejucal
La ATF seguirá priorizando mantener a los delincuentes violentos, quienes trafican, poseen y utilizan armas de fuego ilegalmente, y a los narcotraficantes, fuera de nuestras comunidades
“Céntrense en el mérito”, enfatizó. “No vamos a andar con rodeos. Entendemos que las personas provienen de distintos orígenes, pero el mérito será nuestra prioridad”
Allana el camino para que Carolina del Sur y otros estados "dejen de financiar grandes negocios de aborto y otras prácticas sin ningún rigor científico en niños y adolescentes como Planned Parenthood en sus programas de Medicaid"
Un día de noviembre, realizada en 1972, fue censurada y no se pudo ver hasta casi 20 años después, a pesar de que era neorrealismo socialista ICAIC al 100%
Se ha creado entre los cubanos una cultura de la subsistencia en la que vale todo y que entraña el riesgo de degenerarnos como pueblo
La Primera Cumbre de las Américas de 1994 marcó el inicio de un período de optimismo y eficiencia de la OEA que llevó a la firma de la Carta Democrática Interamericana el 11 de septiembre de 2001, el mismo día que EEUU era atacado por el terrorismo en su territorio
El nuevo memorando exige ampliar los esfuerzos para apoyar al pueblo cubano mediante la expansión de los servicios de Internet, la libertad de prensa, la libre empresa, la libre asociación y los viajes legales
"El presidente Donald Trump valoró el compromiso de Vietnam de brindar acceso preferencial a los productos estadounidenses, incluidos los vehículos de gran cilindrada", afirmó el gobierno vietnamita en un comunicado
Desaprovechando las prédicas y enseñanzas de Martí, a menudo contradiciéndolas o dejándoselas a tergiversadores y manipuladores, y con una muy mal contada historia oficial, hay poco a que aferrarse