
Esta arma de doble impacto, es algo que el régimen tiene a su favor. Mientras tanto, millones de cubanos de dentro y fuera de la isla, siguen esperando por que se hagan realidad los pedidos e ilusiones de una señal de Internet libre
El régimen castrista nunca pudo recuperarse del golpe para su prestigio que significó la embajada de Perú y el éxodo de Mariel, cuando el mundo vio aquellos millares de cubanos desesperados por escapar del comunismo castrista
Historia08/04/2024 Luis CinoRadamés Gómez, un joven inadaptado de Lawton, que ansiaba escapar a como diera lugar del manicomio castrista, cuando convenció al chofer que llamaban Francisco “El Títere” para penetrar en la embajada de Perú en La Habana a bordo del ómnibus de la 79 que manejaba en la ruta Lawton-Miramar para pedir asilo político, no pudo imaginar la crisis que le ocasionaría al régimen de Fidel Castro.
La tarde del primero de abril de 1980, cuando la guagua, que iba por Tercera Avenida a 65 kilómetros por hora, se estrelló contra la verja de la embajada, Radamés estaba con los ojos bien abiertos, detrás del asiento del chofer. No quiso tirarse en el piso para protegerse de las balas de los guardias, como hicieron los otros pasajeros, porque quería ver cómo era su llegada a la libertad.
Una bala que le entró por la espalda a Radamés, por centímetros no le destrozó el espinazo. Su amigo Héctor también resultó herido. Pero ya estaban en territorio peruano y según las leyes internacionales, no los podían apresar. Suponían que si no eran ya libres, estaban cerca de serlo. Que solo sería cuestión de papeleo. No contaban con la saña vengativa de Fidel Castro.
El custodio Pedro Ortiz resultó muerto por el fuego cruzado de los otros guardias. Pero Fidel Castro, enfurecido porque los diplomáticos peruanos se negaron a entregar a los tripulantes de la guagua, a sabiendas de que iban desarmados, los culpó de la muerte del oficial.
Lo que no previó Castro cuando, rabioso, ordenó retirar la custodia de la embajada, fue que en menos de 48 horas más de 10.000 personas entrarían a los predios de la sede diplomática para pedir asilo.
Entonces, continuando su rabieta, ordenó que cercaran la sede diplomática y apalearan y arrestaran a los que intentaran acercarse a ella. De no haber hecho eso, muchos miles más se hubieran sumado a los que abarrotaban el inmueble, incluso en la azotea y subidos a los árboles.
Al embajador peruano acoger, el 4 de abril, a todos los refugiados en la embajada, se produjo el mayor caso de asilo y protección diplomática de la historia.
Ante tamaño escándalo, la jugada de Fidel Castro fue intentar convencer al mundo de que la inmensa mayoría de los que intentaban irse de Cuba eran delincuentes, rufianes, antisociales… La escoria, como los bautizó.
Para demostrar la “baja catadura moral” de los asilados en la embajada, los camarógrafos de la prensa oficial filmaron las rebatiñas por las pocas cajitas de cartón con arroz y huevo hervido que las autoridades tiraron por encima de la cerca, luego de tener varios días sin agua ni comida a aquellas miles de personas.
Unas semanas después, Fidel Castro autorizó que los cubanos residentes en Estados Unidos pudiesen venir en embarcaciones al puerto de Mariel a buscar a sus familiares que quisieran irse del país. Pero les impuso la condición de que tenían que llevarse también a “antisociales”. Y estos fueron, no solo los que iban saliendo de la embajada con salvoconductos, sino también presos comunes, muchos de ellos con problemas mentales, y las personas que, para poder irse del país, tenían antes que aceptar la humillación de presentarse a la policía y declararse delincuentes u homosexuales (que en aquella época, para los castristas, era casi lo mismo).
A Radamés, Francisco “El Títere” y una mujer con su niño, las autoridades se negaron a expedirles salvoconductos. Permanecieron en la embajada, incomunicados, bajo protección de las autoridades peruanas, durante cuatro años y siete meses, hasta que al fin los dejaron salir.
Como he contado otras veces, conocí a Radamés y trabé amistad con él allá por 1985, cuando trabajábamos en la construcción. Unos años después consiguió irse a Estados Unidos. Nunca he vuelto a tener noticias suyas.
Probablemente ni Radamés ni El Títere estén conscientes de cuánto influyó en la vida de los cubanos aquel acto desesperado que cometieron hace 44 años.
En septiembre de 1980, cuando cerraron el éxodo por el puerto de Mariel, unos 125.000 cubanos habían arribado al sur de Florida. Antes, tuvieron que soportar insultos, golpizas y todo tipo de vejámenes por parte de las turbas alentadas por el régimen a realizar los llamados “actos de repudio”.
A pesar de eso y de las dificultades que enfrentaron en sus primeros tiempos en Estados Unidos debido a los prejuicios contra los “marielitos”, no se arrepienten de haber escapado del castrismo.
Tengo muchos amigos que afirman que cuando llegaron a las costas norteamericanas en 1980 fue como si hubiesen vuelto a nacer. Y tienen razón. No se reconoce ya en ellos a aquellos seres angustiados y sin ilusiones que se fueron apedreados, pateados y escupidos por las turbas. Muchos, que en Cuba eran marginados y considerados como “lacras sociales” por el régimen, lograron cumplir sus sueños y convertirse en profesionales o artistas. Y los que no consiguieron exactamente lo que soñaron, al menos pudieron vivir libres y con dignidad.
El régimen castrista nunca pudo recuperarse del golpe para su prestigio que significó la embajada de Perú y el éxodo de Mariel, cuando el mundo vio aquellos millares de cubanos desesperados por escapar del comunismo castrista.
Con los actos de repudio, quedó al desnudo la vileza y la barbarie de que es capaz este régimen. Todavía son una herida sin sanar, que abochorna no solo a muchos de los que participaron en ellos, sino también a los que por miedo, los presenciaron sin chistar. Máxime hoy, que muchos de ellos, para no morirse literalmente de hambre, dependen de las remesas y los paquetes de los parientes y amigos a los que ayer, para no perjudicarse, ni siquiera se atrevieron a despedir y desearles suerte.
Publicado originalmente en Cubanet. Luis Cino Álvarez reside en Arroyo Naranjo, Cuba, y a pesar de la represión desde 1998 ejerce el periodismo independiente. Entre 2002 y la Primavera Negra de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Fue subdirector de Primavera Digital. Es colaborador de CubaNet desde hace 20 años. Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Sueña con poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los buenos libros, el mar, el jazz y los blues.
Esta arma de doble impacto, es algo que el régimen tiene a su favor. Mientras tanto, millones de cubanos de dentro y fuera de la isla, siguen esperando por que se hagan realidad los pedidos e ilusiones de una señal de Internet libre
En 1939, tras la derrota de la República, escapó a Francia, donde estuvo varias semanas internado en un campamento de prisioneros antes de poder regresar a Cuba en mayo de 1939
En 1956 el gobierno del Presidente Fulgencio Batista[xxxiii] ofreció a las autoridades de Tampa asumir el costo de la restauración de la casa de los Pedroso que se mantenía en pie a pesar de haber transcurrido tantos años
El “ilustre desconocido” de 1895 se había hecho célebre como el Mártir de Dos Ríos y el Apóstol de Cuba; términos ambos que, combinados, no resulta descabellado interpretar como una subliminal conexión religiosa de cariz católico. Y comenzaron los ataques del Totalitarismo contra Martí
Luego de vagar un tiempo por la manigua es sorprendida y hecha prisionera en San Diego de los Baños. A pesar de todo lo sufrido y después de cumplir cárcel, regresa a Bahía Honda para seguir combatiendo. Por su gran labor y valentía, el General Antonio Maceo le confirió el grado de capitana
La Enmienda, legislada por el senador Orville Platt y que fue impuesta por el Gobierno estadounidense a la Constitución de 1901, fue derogada en 1934, pero el plattismo todavía dura
Las órdenes escritas en Nueva York fueron enviadas por Gonzalo de Quesada desde Key West a La Habana a Juan Gualberto Gómez, quien debía darles curso. Pocos días después Juan Gualberto Gómez ponía el cable convenido, y fijaba la fecha del 24 de febrero para el alzamiento
Algunos días después emprendimos nuestro viaje. Por el monte espeso, por aquella manigua ahora desierta, andaban los novios como exploradores. Luis decía que era práctico y que muchas veces había llegado hasta aquellos lugares. Patria, Rosendo y yo los seguíamos
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Desaprovechando las prédicas y enseñanzas de Martí, a menudo contradiciéndolas o dejándoselas a tergiversadores y manipuladores, y con una muy mal contada historia oficial, hay poco a que aferrarse
"Una de las pocas criaturas cuyo duende (no cuyo ángel, porque el ángel no ataca nunca) la traspasa con un dardo, queriendo matarla por haberle quitado su último secreto"
«Salud reproductiva», «derechos sexuales», «calidad de vida» y «regulación de la fertilidad» son otros ejemplos de términos que fueron pervertidos, usados como trampas para avanzar en las agendas de organismos internacionales
Mis recuerdos de aquellos días son muy confusos. Me mantenían fuertemente sedado. Por las mañanas un enfermero repartía las pastillas a la fila de pacientes
La realidad contradice al iletrado cocalero, ya que Mi Teleférico tuvo un déficit acumulado de más de Bs. 1.300 millones en siete años de funcionamiento
El wokismo, como casi toda formulación dialéctica e ideológica, termina siendo un concepto elástico que agrupa a un disenso prefigurado desde el aparato político del Estado
El teniente Armando Quesada ordenó quemar los muñecos del Guiñol Nacional relacionados con las tradiciones afrocubanas por considerar que eran “atraso, subdesarrollo, cosas de negros santeros”
Los principales líderes del Partido Republicano en Florida gozan de una buena salud política. Trump obtuvo un 82 % de aprobación, frente a un 12,1 % que desaprueba su figura. DeSantis alcanzó una cifra incluso superior, con un 83,4 % de respaldo y solo un 11,8 % de opiniones negativas
El peso simbólico de esta nación imaginada en la conciencia ha generado una narratividad febril, anclada en una secularidad histórica y proto-nacionalista. Cuba nació como un imaginario, como un modelo de paraíso