
Nos están deshumanizando en nombre del humanismo. Un humanismo que pretende descansar en la masa, que desprecia al individuo y martilla lo excepcional. Un humanismo irrealista, etéreo, lunático
Nos están deshumanizando en nombre del humanismo. Un humanismo que pretende descansar en la masa, que desprecia al individuo y martilla lo excepcional. Un humanismo irrealista, etéreo, lunático
El ser humano resentido y envidioso, el clásico igualitarista, no pretende la igualdad para él tener más empuje, porque esto le es negado genética, culturalmente o por azar. Lo que realmente quiere es frenar la capacidad de empuje de los más audaces y capaces
¿Para qué la vida ha subido por el árbol de la vida, si ahora nos quieren primitivamente iguales, como los fueron por millones de años átomos, coacervados, bacterias y hongos? ¿Para qué subimos por la escalera de la vida y dejamos atrás la primitiva igualdad?
Puede agravarse cuando esta “clase” con vocación de escenificar, gritar y pedir, desciende hacia la lucha de clases callejera, donde generalmente participan en rejuegos políticos. Y se organizan en “partidos políticos”, que en realidad son lanchas de desembarco para ir a tomar el botín acumulado por los realmente productivos
La filosofía, que tiene mucho más de arte que de ciencia, se ha pretendido palanca para mover el mundo y “comprenderlo”. El resultado no puede ser más desastroso...
El lento, el lerdo, el pusilánime, mide cada paso, va mirando al de adelante y comparando huellas. Es envidioso por definición. Va opinando, va criticando cada paso de los de adelante. La mayoría de las veces, cuando logra colocarse en vanguardia, lo hace mal y cede
El notable avance civilizatorio actual y todas las comodidades que nos rodean, se deben a la economía y sus leyes, pero, sobre todo, son consecuencia de los soterrados y milagrosos equilibrios entre seres humanos excepcionales
Los hombres y mujeres que fundaron el occidente industrializado, eran improvisadores, místicos, viajeros, aventureros, curiosos, conquistadores, pioneros, a veces crueles, casi siempre excepcionales, aunque arrodillados a su época. Nada tenían que ver con la mayoría de la juventud actual: fotocopiada, banal, acristalada, hormonada, nexflixada
La promiscuidad es un herbicida en el rosal que es el amor de pareja. Pretender demoler y convertir en negativo el mito del príncipe y la princesa que se buscan y reproducen en un tercero
Las sociedades marxistoides e igualitaristas, implosionan desde su propia estupidez. Allí los individuos resentidos y envidiosos se dedican abiertamente a reducir y hasta a eliminar a los que les son superiores en inventiva e inteligencia...
Un gordo barbudo, sentado en una biblioteca de Londres, descubrió que todo es parte de una tal lucha de clases. Y dijo “No se trata de interpretar al mundo sino de transformarlo”
Los decididos jóvenes de los 60’s y 70’s y hasta 80’s, creyeron que su aporte al mundo no pasaba por estudiar ingeniería o ciencia, sino por aprender a matar soldaditos rasos en emboscadas
Las consecuencias son devastadoras. Podemos verlo hoy en día en sociedades gobernadas férreamente por minorías vociferantes que convencieron a las mayorías silentes de que no hay nada que hacer, en África, Asia, América Latina e incluso en Europa
De haberse prestado para aquella desvergüenza, Vargas Llosa hubiera quedado atrapado, quizás para siempre, en el chantaje del régimen de La Habana, como otros escritores y artistas. Y no hubiera sido el escritor ni el promotor del liberalismo clásico que fue
En este libro de trasfondo biográfico, Vargas Llosa da forma literaria a su relación con su tía Julia Urquidi, divorciada y 10 años mayor (14 en esta ficción autobiográfica). Una relación a la que se oponía su padre con todas sus fuerzas, y que en la sociedad limeña de los años 1950 era un escándalo. El contrapunto viene de la mano del personaje de Pedro Camacho, un excéntrico folletinista radiofónico y compañero de trabajo de "Varguitas"
La fiscal fue referida al Departamento de Justicia de Estados Unidos para una investigación sobre fraude hipotecario, pero se estima que un caso federal es inminente
Kennedy subvaloró la peligrosidad del régimen comunista instaurado en Cuba, que un año después facilitaría a los soviéticos instalar misiles nucleares apuntados contra Estados Unidos. Con su desidia y sus titubeos, le sirvió, en bandeja de plata, una victoria, más que todo propagandística, a Fidel Castro para seguir consolidando su dictadura comunista