La revolución era la historia y la historia era la revolución. Las generaciones revolucionarias estaban condenadas a vivir en el vacío de la historia. Muchos crecimos creyendo –y sintiendo, que es aún peor– que aquella condición, aquella indefensión aprendida, era nuestro único destino
Los dos golpes de Estado de Fidel Castro contra el presidente Urrutia
Hace 65 años, el 17 de julio de 1959, al forzar a Manuel Urrutia a renunciar a la presidencia, Fidel Castro escenificó el primer golpe de Estado televisado de la historia
Historia04 de agosto de 2024 Luis CinoHace 65 años, el 17 de julio de 1959, al forzar a Manuel Urrutia a renunciar a la presidencia, Fidel Castro escenificó el primer golpe de Estado televisado de la historia.
Unos meses antes, el 16 de febrero, Fidel Castro había dado otro golpe de estado a Urrutia, al asumir el cargo de primer ministro en sustitución de José Miró Cardona, que renunció por estar en desacuerdo con la instauración de la pena de muerte.
El cargo de primer ministro le confirió a Fidel Castro facultades de Jefe de Estado, por encima del presidente.
Hasta ese momento, Castro había dicho que no quería integrar el Gobierno, sino fiscalizarlo en su condición de “jefe de la revolución”, sin estar obligado a participar en actos oficiales.
La condición que impuso Fidel Castro para aceptar el cargo de premier fue seguir vistiendo el uniforme verde olivo y que le permitieran tener el control directo de la política general. Para ello, hubo que modificar el artículo 146 de la Ley Fundamental con la que el nuevo régimen sustituyó a la Constitución de 1940, en vez de restaurarla “en un plazo no mayor de 18 meses”, como había prometido Castro durante la insurrección.
El artículo 146 establecía: “Corresponderá al primer ministro dirigir la política general del Gobierno, despachar con el presidente de la República los asuntos administrativos, y acompañado de los ministros, los propios de los respectivos departamentos”.
En el discurso durante la toma de posesión como primer ministro, Castro negó tener ambiciones personales. Dijo: “Estaré aquí mientras cuente con la confianza del presidente de la República y mientras cuente con las facultades necesarias para asumir la responsabilidad de la tarea que se me ha impuesto. Estaré aquí mientras la máxima autoridad de la República —que es el presidente— lo estime pertinente o mi conciencia me diga que no soy útil. Está de más reafirmar mi respeto por la jerarquía, mi ausencia de ambiciones personales, mi lealtad a los principios, mi firme y profunda convicción democrática”.
Fidel Castro argumentó que como sería responsable de la política del Gobierno, necesitaría “unos poderes lo suficientemente amplios que le permitieran actuar con eficacia”.
A las reuniones semanales del Gobierno, Fidel, acompañado de Celia Sánchez, solía llegar con horas de retraso, y a veces posponía la discusión de los asuntos porque había pasado la noche trabajando y necesitaba dormir.
Urrutia ya no pudo presidir los consejos de ministros y solo conservó un poder de veto nominal sobre los decretos.
El 17 de julio de 1959, Urrutia despertó con la noticia de la renuncia de Fidel Castro. El periódico Revolución, órgano del M-26-7, anunciaba en primera plana, con letras negras de cinco y media pulgadas, que Fidel renunciaba al cargo de primer ministro y que, en unas horas, en comparecencia televisiva, explicaría los motivos de su dimisión.
Esa noche, ante las cámaras de la CMQ, Fidel Castro dijo que le era imposible seguir ejerciendo el cargo debido a las denuncias de Urrutia sobre infiltración comunista en el Gobierno.
Castro, que había negado reiteradamente que fuera comunista, dijo: “Estar promoviendo el fantasma del comunismo, sin razón ni justificación alguna, es estar promoviendo la agresión extranjera contra nuestro país”.
Derrochando perfidia e histrionismo, soltó la siguiente parrafada: “Quiero que el pueblo razone y me diga si en mi condición de primer ministro, sin renunciar, yo podía venir a hacer esta declaración aquí. Quiero que el pueblo me diga, honradamente, si creía que fuese el procedimiento correcto, después que todo esto se está tramando, después de las angustias que ha estado viviendo el país, de las campañas de calumnias, presentar una acusación que trajese como consecuencia la destitución del señor presidente, y que me presentasen a mí ante el mundo entero como un caudillo clásico quitando y poniendo presidentes de la República; que me diga si tenía otro procedimiento sino el procedimiento de renunciar para poder expresar al pueblo estos hechos”.
Fidel Castro sabía que teniendo de parte suya un abrumador apoyo popular y el mando de todas las fuerzas militares, a Urrutia, a quien acusaba de “traición a la patria”, no le quedaría otra alternativa que renunciar. Y, efectivamente, antes de que terminara la larga comparecencia televisiva de Castro, se anunció la renuncia de Urrutia que, hostigado por las turbas, pidió asilo político en la embajada de Venezuela.
Horas después, el Consejo de Ministros anunció que el nuevo presidente sería el abogado Osvaldo Dorticós Torrado.
Aunque Dorticós no aceptó la renuncia de Fidel Castro y el Consejo de Ministros le suplicó que se mantuviera al frente del Gobierno, el Comandante se hizo de rogar durante nueve días en los que, entre otras cosas, participó en un juego de pelota entre los equipos del Ejército Rebelde y de la Policía Militar y dirigió un simulacro de batalla naval en el Malecón que consistió en el hundimiento de dos destartaladas embarcaciones y en el que poco faltó para que un avión cayera al mar.
No fue hasta el 26 de julio de 1959, durante una multitudinaria concentración en la Plaza de la Revolución, que Fidel Castro aceptó seguir al frente del Gobierno para, según dijo, “obedecer la voluntad popular”.
Dorticós fue una figura decorativa hasta 1976, cuando Fidel Castro pasó a ocupar la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros. Con la salud quebrantada, muy deprimido, se suicidó en 1983.
Publicado originalmente en Cubanet.
A golpe de himno (Bayamo y los patriotas del 68)
En Bayamo “un tremor de misterio recorría la ciudad”, como nos ha deja escrito José Maceo Verdecia en su gran obra Bayamo.[i] Los criollos, cansados ya de medidas, represalias y tiranía, y con más ansias de libertad que nunca, conspiraban en contra de España
Los Carbonell, cubanos edificadores de la patria
Con 80 años, Candelaria partió al exilio por segunda vez. La historia se repetía. ¡Cuántas cosas no había ella sobrellevado en su larga vida!
Viejos pergaminos, incunables, periódicos, revistas, fotos y filmaciones en celuloide se encargarían, con el tiempo, de continuar el registro histórico iniciado en las cavernas. Más recientemente, grafitis de ocasión sobre muros ansiosos de historia y los teléfonos celulares, con su acceso a las redes sociales, completan ese desarrollo hasta nuestros días
Julio Shiling y Francisco Rodríguez nuevos miembros de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio
El evento se celebró en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, ubicado en la ciudad de Miami
Operación Pedro Pan y Martí anticomunista este viernes en el Museo de la Diáspora
“Las cortesanas intelectuales del régimen castro-comunista han trabajado duro para imponer la imagen distorsionada y falsa de Martí. En esta campaña de falsificación también han colaborado escritores extranjeros al servicio de la dictadura cubana"
Los porqués del demoledor triunfo de Donald J. Trump y el tsunami rojo
Trump sobrepasó los 300 votos electorales contra 226 de Kamala Harris. Una diferencia de 75 sufragios del Colegio Electoral y casi los 93 que había en juego en los siete llamados estados “bisagra”. Todos se los llevó Trump. Una clara paliza a Harris y a la extrema izquierda de Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar y muchos otros congresistas y donantes
El tiempo ha transitado por nuestra tierra, con su paso lento y continuo, y nos ha visto empobrecernos y entristecernos, nos ha visto sufrir en silencio y a gritos, pero siempre al ritmo obsesivo de las voces de mando que nos piden seguir caminando “Hasta la victoria siempre”
Ustedes ya no serán nunca el signo de la esperanza, del porvenir deseable, de la ilusión que lleva a entregar la vida
Camila Acosta: La intolerancia ante los mitos y las mentiras
En un programa dominicano, le intentaron rebatir que en la Isla hubiese una dictadura, asegurando que el país era “un referente para la región en muchos aspectos”
Trump y los republicanos ganaron a lo grande con la ayuda de los demócratas que estaban hartos de la locura de la izquierda. Así lo reflejaron tanto los que votaron como los que decidieron no hacerlo. Un votante demócrata tradicional que sí votó por Kamala, en realidad votó tácitamente por Trump. Antes había «demócratas de Reagan». Ahora hay demócratas de Trump. Esto hay que aprovecharlo